Para los adultos con pequeños en casa que están aprendiendo a hablar, muchas veces notan que se les dificulta expresarse y pronunciar ciertos fonemas.
Al consultar con otras personas suelen recibir como respuesta: «es normal», pero en realidad hay ciertos puntos que no se pueden considerar de esta forma.
Hoy hablaremos sobre qué es normal y qué no cuando los niños comienzan a hablar.
Hay ciertas manifestaciones que pueden indicar si una persona tiene discapacidad del aprendizaje del habla. Una de ellas es que, entre uno y dos años, los niños presentan una jerga o balbuceo, acompañado de la compresión de palabras, es decir, acatan órdenes sencillas como abra la boca o que toque alguna parte de su cuerpo. Si no responde, puede ser un síntoma de que ya existe un problema.
«Se identifica que hay un problema con el habla cuando a los dos años no han dicho sus primeras palabras. Se espera que estas se pronuncien al año o 18 meses, pero que sean palabras con un propósito, es decir cuando el niño identifica la palabra con la necesidad. Por ejemplo, dicen agua y señalan un depósito», dijo el psicólogo y terapeuta de lenguaje, Gerber Castellón.
Suele pasar que el niño diga o pronuncie palabras, nombres o imite, pero a la hora de comunicarse con otra persona no lo hace, esto también es una alerta.
C, por ejemplo, quiero comer, mamá pacha, quiero agua entre otras.
Si ha identificado que algo de esto ocurre en su hijo o en algún familiar cercano (sobrino, ahijado, etc.) es momento de preguntarse ¿Qué debo hacer?
La primero a tomar en cuenta es buscar apoyo con especialistas para intervenir con terapias de lenguaje, donde se trabaja la estimulación por medio de actividades que propician el desarrollo de habilidades del habla.
«A partir de los dos años se pueden iniciar las terapias de lenguaje. Mucha gente se pregunta ¿por qué no antes? Porque esperamos el nivel de desarrollo del niño para que así pueda adquirir más habilidades», apuntó.
Otro de los problemas más comunes que se observan es la articulación de lenguaje. Uno de ellos es la dislalia con los fonemas, es decir, los sonidos de las letras que no se pronuncian correctamente. Este también se corrige con terapia.

Según el especialista, cualquier problema que se detecte mientras se aprende a hablar es posible corregirlo; sin embargo, esto debe hacerse antes que el niño cumpla seis años. A esta edad, todos los seres humanos ya hemos integrado todos los sonidos fonéticos.
«Si esto no se corrige a tiempo repercute. No es imposible, pero no es tan fácil corregir estas dificultades en un adulto como en un niño de dos o tres años que están en proceso de aprendizaje. A un adulto le lleva toda su vida cambiar», señaló el psicólogo.
Cuando se atiende a los niños mayores de seis años, probablemente el trabajo para superar fallas en el habla tardar puesto que a nivel cerebral y neuronal ya finalizó este proceso. Aquí se habla de reeducar.
De acuerdo con el experto, se ha identificado mayores problemas de lenguaje en niños que nacieron en pandemia, ya que el estar confinados en casa no tenían la interacción que se necesita para que haya un mayor desarrollo del lenguaje.
En cuanto a los niños que tienen una discapacidad, también hay señales comunicativas que ayudan a identificar si el niño tendrá problemas de lenguaje. Esto aplica también con niños que tienen diagnósticos neurológicos.
Algunos de los puntos a considerar son si el niño mantiene la mirada cuando se le habla, si se orienta a la dirección del sonido y mantiene la atención y si trata de imitar o no lo que escucha.
«Uno se da cuenta cuando tiene dificultad de lenguaje cuando los niños no miran cuando se le habla, su mirada es divagante; no prestan atención al estímulo y ante el sonido. No hay un balbuceo o jerga infantil. En algunos casos pueden pronunciar o tratar de hacerlo», detalló.
Si detecta alguna señal de alerta en su hijo o desea ayudar a algún pequeño de la familia y considera que necesita terapia de lenguaje puede contactarse con el grupo Teletón, donde atienden niños desde los dos años (la edad apropiada para comenzar a desarrollar las habilidades del habla).
Poblaciones susceptibles
El lenguaje es uno de los rasgos más característicos de la especie humana, ya que nos permite la comunicación entre dos o más interlocutores mediante un código convencional de señales sonoras articuladas.
Este comprende tres dimensiones: la forma (que se refiere tanto a la fonología como a la sintaxis), el contenido (directamente relacionado con el léxico y el significado de la frase y el discurso) y las funciones comunicativas (afines a la competencia conversacional, la capacidad de adaptar el lenguaje al contexto y el lenguaje no verbal).
Algunas de las poblaciones que son susceptibles a problemas del habla son aquellas que tiene un riesgo establecido, de carácter biológico o ambiental, con antecedentes familiares de alguna alteración del lenguaje, otitis recurrentes o infecciones respiratorias frecuentes, principalmente en los dos primeros años de vida (etapa de máxima explosión de vocabulario).
Dentro de los grupos de riesgo se incluyen niños con problemas de alimentación, ya sea de succión en los primeros meses, dificultad con el paso de líquido (atragantamiento) o con la masticación desde los 18 meses.
¿QUÉ SE PUEDE TRATAR CON LAS TERAPIAS DE LENGUAJE?

Trastornos de articulación y reproducción de sonidos: dislalia, disglosia y disartria.
Trastornos en la fluidez del habla: tartamudez.
Trastornos de la voz: disfonías.
Trastornos de la alimentación: alteraciones de la deglución y disfagia.
Alteraciones en la lectura y la escritura: dislexia, disgrafía y disortografía.
Alteraciones en la comprensión o expresión del lenguaje: retraso del lenguaje, trastorno del lenguaje, trastornos neurodegenerativos o demencias.
Problemas del lenguaje pragmático: dificultad para elegir el lenguaje socialmente adecuado.