Nayib Bukele es un presidente que ha trascendido las ideologías, lo que le ha permitido trabajar sin ataduras políticopartidarias por El Salvador y sus habitantes, especialmente los marginados, los excluidos y aquellos en situación de vulnerabilidad, valoran analistas políticos y sociales.
Mauricio Rodríguez y Nelson Flores, sociólogo y especialista en administración pública, respectivamente, coinciden en que todos los proyectos que desarrolla la administración Bukele tienen como común denominador beneficiar a las comunidades.
«El trascender ideologías permite ver los problemas de la población para atacarlos de manera frontal y de manera contundente, y eso es lo que se ha venido haciendo desde que [Bukele] llegó al poder», pondera el analista político y sociólogo Mauricio Rodríguez.
Mientras que Flores considera que «el presidente Bukele desde el inicio de su gestión logró captar y entender el sentimiento común y las necesidades reales de la población más desprotegida y marginada durante décadas».
Ambos analistas también consideran que, al trascender ideologías, el mandatario salvadoreño está garantizando el bienestar y el desarrollo social de los salvadoreños que por años estuvieron en el centro de la lucha de clases de derechas e izquierdas.
«Las acciones del presidente Bukele marcaron la diferencia, y su política se centró en buscar el bienestar de la población con acciones específicas y oportunas», señala Flores, quien también es consultor de cooperación internacional.
Flores sostiene que Bukele, con su plan de nación, ha traspasado ideologías en las áreas de seguridad pública, educación, salud, vivienda y tecnología, con las que ha puesto en el centro a los salvadoreños sin distinción alguna.
«La población estuvo desprotegida y marginada por décadas por un bipartidismo [ARENA y FMLN] que solo buscaba satisfacer los intereses de sus dirigentes políticos y clase dominante», recuerda.
En tanto, Rodríguez sostiene, además, que la administración Bukele «ha dejado de lado las ideologías y ha hecho que El Salvador salga adelante» pese a la ingobernabilidad que le causó la anterior Asamblea Legislativa por la pandemia de la COVID-19, la crisis económica mundial, entre otros factores externos.
Como parte de su gestión presidencial sin ataduras ideológicas, Bukele ha consolidado las relaciones diplomáticas y de amistad con potencias como Estados Unidos, Turquía, República Popular China, entre otras. Recientemente se establecieron relaciones diplomáticas con Guinea Ecuatorial, Ghana, Ruanda, Sierra Leona, Burundi y Angola, en el continente africano.
De forma contraria, cada fin de año ARENA y FMLN daban una muestra de cómo bloquear —por cuestiones ideológicas— el desarrollo del país y el bienestar de sus habitantes. Los efemelenistas en la Asamblea Legislativa condicionaban sus votos a la aprobación del presupuesto general del Estado. Los areneros repitieron el mismo guion cuando fueron oposición en el congreso y los farabunditas gobernaban el Ejecutivo.
El exasesor arenero y analista político Carlos Araujo ha reconocido que la llamada democracia representativa y el balance de poder solo han servido para que la oposición se bloquee entre sí y afecte el bienestar del pueblo.
«Durante estos 30 años uno estaba en el Gobierno y el otro bando estaba en la Asamblea con la oposición, ¿y qué hacían? Se bloqueaban entre ellos […]. La democracia no resolvió en el fondo los grandes problemas que la gente demandaba», explica Araujo.
Con su triunfo en febrero de 2019, Bukele rompió con 30 años de bipartidismo arenero-efemelenista, siendo considerada una persona sin prejuicios ideológicos que ha permitido construir desde el Plan Cuscatlán un país nuevo.
El triunfo en las urnas, por arriba del 53 % de votos, lo convirtió en el presidente más joven de la historia reciente de El Salvador que no tuvo como guía a los partidos tradicionales ARENA y FMLN, hoy salpicados por escándalos de corrupción tras dejar el Ejecutivo.
Bukele es el jefe de Estado de El Salvador mejor evaluado y el más popular a más de cuatro años del inicio de su gestión, algo inédito en la historia reciente del país, así como el político más influyente en la región, destacan encuestas de firmas nacionales e internacionales.
De cara a las elecciones de 2024, Bukele tiene una intención de voto del 68.4 %, según la última encuesta de opinión pública de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).