Un nuevo incendio forestal comenzó a las afueras de la capital de California el fin de semana, y ya ha arrasado más de 215 kilómetros cuadrados hasta este miércoles.
Al menos dos personas fueron trasladadas vía aérea al hospital, después de que el incendio Caldor destruyera un pequeño pueblo a unos 80 kilómetros de Sacramento, capital californiana.
Autoridades aconsejaron a miles de personas buscar lugares seguros, mientras las llamas avanzan descontroladas en el Bosque Nacional El Dorado, entre los estados de California y Nevada.
«Por favor, por favor, presten atención a las advertencias y cuando se les pida que salgan, salgan», dijo Thom Porter, jefe del departamento de bomberos, al periódico Sacramento Bee.
«Los necesitamos fuera del camino para que podamos proteger sus hogares del fuego», dijo.
El incendio comenzó el sábado y creció ocho veces en tamaño en las últimas 24 horas, lo que muestra de su agresividad.
Fuertes vientos avivaron las llamas que se propagan con facilidad en los secos bosques de la región.
El incendio Caldor es uno entre decenas que están avanzando en el deshidratado oeste de Estados Unidos, mientras el cambio climático, consecuencia de la acción humana, altera las temperaturas y provoca una intensa sequía.
Autoridades del condado Lake (noroeste de Sacramento) ordenaron evacuar algunas zonas del pueblo de Lower Lake, incluyendo dos escuelas y un campo de casas móviles, debido a la erupción de nuevas llamas.
«Tenemos una situación difícil allí, es algo muy serio», advirtió en un video divulgado en las redes sociales Brian Martin, alguacil del condado.
Autoridades también comenzaron a ir casa por casa pidiendo a los residentes que desalojen, reportó el departamento.
Más al norte, el enorme incendio Dixie continúa ardiendo. Ya ha devastado más de 2.400 kilómetros cuadrados desde que comenzó en julio, convirtiéndose en el segundo peor de la historia de California.
Imágenes de AFP muestran parte de los destrozos.
Enormes columnas de fuego consumiendo árboles al borde de una carretera, mientras los bomberos tratan de establecer líneas de contención.
En el pueblo de Janesville, autos quemados, reducidos a carcachas, están estacionados en la aún humeante tierra. En otros lugares, buzones de correo fueron derretidos por las feroces llamas.