La población de una iguana terrestre endémica del archipiélago ecuatoriano de Galápagos creció en la isla Fernandina, donde la especie es amenazada por constantes erupciones volcánicas, informó el jueves el Parque Nacional Galápagos (PNG).
La cantidad de las iguanas amarillas (Conolophus subcristatus) «aumentó» en Fernandina, señaló el organismo en un comunicado, agregando que en la isla (en el oeste de la provincia galapaguense) hay ahora unos 46.000 ejemplares de esta especie, 15 veces más la población estimada en 2010.
«La mayor amenaza para estos reptiles son las constantes erupciones del volcán La Cumbre», indicó.
Ese volcán, de unos 1.500 metros de altura y uno de los más activos del mundo, tuvo sus últimas erupciones en 2018 y 2020.
Las culebras y gavilanes figuran entre los principales predadores de la iguana amarilla en su primera etapa de vida. La Conolophus subcristatus también está presente en las islas Isabela y Santa Cruz, habitadas por humanos.

«Tener una población alta (de iguanas), con una salud muy buena y una estructura poblacional adecuada, te permite asegurar que los sistemas ecológicos de Fernandina continúan en desarrollo», expresó el director del PNG, Danny Rueda.
La amarilla es una de las cuatro especies de iguanas (incluida una marina) que habita en Galápagos, a 1.000 km frente a la costa de Ecuador y Patrimonio Natural de la Humanidad de la Unesco.
«Las iguanas terrestres de Galápagos pueden vivir hasta 30 o más años de edad, por lo que monitoreos como este nos ayudan también a formar una base sólida para entender la tasa de reclutamiento de juveniles en la población», dijo a su vez el mexicano Luis Ortíz Catedral, científico que asesoró la investigación.
Con 638 km2, la isla Fernandina es la tercera más grande del archipiélago ecuatoriano, que toma el nombre de las gigantes tortugas que viven allí.
Galápagos posee flora y fauna únicas en el mundo y sirvió de laboratorio natural al inglés Charles Darwin para su teoría sobre la evolución de las especies.