Ricardo Durán es otro comerciante de periódicos que ha tenido la suerte de formar parte del equipo de distribuidores de Diario El Salvador. Siete años en estas actividades han hecho que este comerciante tenga una visión clara de trabajo y buen olfato para estos negocios.
Su experiencia lo ha llevado a tener una estrategia de ventas con presencia de Diario El Salvador desde el barrio San Jacinto hasta los Planes de Renderos, cubriendo el sur de la capital. Pero, además, a que sea leído por habitantes de los municipios de Santo Tomás, Santiago Texacuangos, Rosario de Mora, Olocuilta y colonia Montelimar, ambos en La Paz.
Cuando le dijeron que necesitaban de su experiencia para distribuir Diario El Salvador se organizó e hizo una convocatoria ofreciendo empleo a motociclistas para que le ayudarán a distribuir el periódico. En pocos minutos tuvo cientos de solicitudes con lo que seleccionó a los mejores candidatos.
De entrada, un producto de calidad a un precio accesible [$0.25] y las bonificaciones que ofreció a sus colaboradores [personas de la tercera edad, jóvenes y madres solteras] también entusiasmó a su equipo de trabajo. El reto era llevar a todos los rincones el nuevo periódico; para ello invirtió en megáfonos para que los canillitas lo vociferarán y de esa manera causar más impacto al momento de ofrecer Diario El Salvador.
Durán cuenta que uno de sus mejores colaboradores vende hasta 200 ejemplares al día, y asegura que tiene un canillita de 60 años de edad que no baja de vender hasta 100 ejemplares, este último le comentó que en los próximos meses comprará su propia moto para hacer las entregas.
Sin embargo, hasta antes de que saliera Diario El Salvador, Ricardo Durán fue afectado por la pandemia y eso lo llevó a dejar de vender periódicos, pues las ventas habían caído y se había perdido el interés de los ciudadanos en leer medios impresos, sobre todo los tradicionales.
«Tuve serios problemas, andaba de motorista en Uber, estaba malísimo. Solo sacaba para pagarles a ellos. Cuando quedamos encerrados por completo, recuerdo que tenía material de construcción en la casa, tenía segunda planta de estructuras metálicas pendiente determinar y empecé a travesear», explicó. Teniendo todo el tiempo del mundo se dedicó a terminar la obra inconclusa, personas cercanas vieron que era bueno para trabajos de estructuras y solicitaron sus servicios. Así generó ingresos en la cuarentena.
«Eso me ayudó bastante, estábamos pasando el día solo con un dólar para pan y tortillas», recordó. A los meses lo contactaron de Diario El Salvador.
«Me preguntaron si estaba trabajando, dije que no. Me dijeron que había un proyecto y gracias a la experiencia en la venta de periódicos ahora estamos aquí. Creo que es el mejor trabajo que nos ha pasado a todos los que estamos aquí por lo bien que va la venta; el producto es aceptable, se siente que tiene apoyo del consumidor al punto que a muchos ya no les interesan los demás periódicos», dijo.