En algún momento de su vida Friedrich Nietzsche, una de las mentes más brillantes de la humanidad, dijo: «Sin música, la vida sería un error». Para Nietzsche, apasionado del arte musical, las armonías y los acordes fueron una forma de comunicarse con su entorno, pero también un camino para entender su realidad. La vida sin música sería un error, porque la vida, en sí misma, es una partitura en la que se escriben todo tipo de acordes y escalas.
Adaptando la idea de Nietzsche a un entorno más conocido para nosotros, podríamos decir que «sin música, El Salvador sería un error». Por naturaleza, nuestro país ama la música, siente cada acorde, vibra con cada tempo y encuentra la métrica perfecta para siempre sonreírle a su realidad, hoy más que antes, en una sociedad que mejora, cambia, evoluciona y camina a paso seguro hacia un futuro mejor.
Es verdad, El Salvador está cambiando positivamente y una gran parte de ese cambio se ha visto reflejada en su música. El 2023 acaba como un año sumamente positivo para la música nacional, que ha vuelto a encontrar sus luces más brillantes y sueña con fe en que 2024 será un año para consolidar este nuevo fervor artístico.
En 2023 grandes leyendas de la música volvieron a la vida. Adhesivo regresó a casa. Rucks Párker nos demostró que la juventud (y la década de los noventa) la llevamos en el corazón. Los Jhosse Lora plasmaron su nombre en las etapas iniciales de las nominaciones a los Grammy Latinos, y otras grandes orquestas, como Los Hermanos Flores, La Colección y SalSalvador All Stars dejaron claro que tienen mucho por decir todavía.
Pero 2023 también fue para artistas nuevos, esos que nacieron con las redes sociales, esos que tiene como común denominador el haber encontrado en las cenizas que dejó la pandemia el elemento para encenderse, brillar y demostrar su talento. El 2023 fue para que nos diéramos cuenta de que en El Salvador hay talento y que las redes sociales nos pueden dejar algo más que «influencers» y youtuberos. También nos pueden dejar artistas.
El cambio que El Salvador ha experimentado hace que haya más espacio para los artistas, y ese espacio, a su vez, amplía la oferta sonora para el público. Ahora El Salvador sabe que tiene artistas, que tiene talento nuevo, que hay más rostros que los ya conocidos y que podemos, por qué no, soñar con leer el nombre de algún salvadoreño en los premios más prestigiosos de la música a escala internacional.
El 2023 también nos enseñó que los artistas de siempre pueden renovarse, que no hay que temer a las redes sociales. Este año nos mostró que TikTok puede poner en escena a cantantes consolidados y a nuevos talentos por igual, y que Instagram nos puede regalar dosis de mucho talento azul y blanco. El talento está ahí, las herramientas están ahí y el público está ahí también. Permitámonos creer que El Salvador se abre a una nueva década dorada, tal y como fueron los tan amados noventa.
El Salvador sin música sería un error, así como hablar de 2023 sin mencionar la música salvadoreña sería un error, y uno de los peores que podemos cometer. Este año será el primer paso a una nueva época dorada. La sensación está ahí. Ahora toca consolidarla con un trabajo conjunto entre todos los miembros de la gran orquesta de la música nacional.