El Salvador es ahora un referente mundial gracias al éxito de los planes de seguridad del Gobierno del presidente Nayib Bukele. El Plan Control Territorial, inaugurado el día mismo del inicio de su gestión presidencial, implicó el despliegue de la Policía Nacional Civil y del Ejército por todo el país para garantizar la tranquilidad de los ciudadanos.
El Plan Control Territorial sufrió el boicot de ARENA-FMLN y sus aliados en la vieja Asamblea Legislativa. Una vez que los salvadoreños, a través del voto libre y directo, concedieron mayoría calificada en el Parlamento, los obstáculos para combatir efectivamente a las pandillas desaparecieron. De ese modo, el régimen de excepción surgió como el mecanismo para equipar legalmente a las fuerzas de seguridad para derrotar a las estructuras criminales que durante décadas se habían enquistado en toda la sociedad e incluso en instituciones estatales.
Ambos partidos políticos decadentes mantuvieron pláticas y negociaciones con las pandillas. Por eso se opusieron de una manera tan feroz al Plan Control Territorial, primero, y luego al régimen de excepción, al que todavía ahora califican de error y lo denuncian como violatorio de los derechos humanos, aunque los hechos comprueban que ambas medidas surgieron para defender los derechos de los ciudadanos, es decir, para garantizar la vida y el disfrute del resultado de su trabajo.
Ahora el país goza de una reducción de homicidios y otros delitos violentos, lo que permite a las autoridades centrar sus esfuerzos no solo en investigar y capturar de manera expedita a los criminales que surgen, sino también para ampliar la protección a la ciudadanía.
Es de ese modo que en las recién concluidas vacaciones de Semana Santa, gracias al despliegue de las autoridades y el esfuerzo coordinado de instituciones, se logró reducir en un 45 % la cantidad de fallecidos en accidentes de tránsito. El aumento de vigilancia en las carreteras permitió detectar infracciones de la ley, lo que a la larga evitó situaciones que pusieran en riesgo la vida de los salvadoreños.
Sin embargo, en estas vacaciones siempre hubo víctimas de la imprudencia y de la irresponsabilidad al conducir vehículos automotores. El reto que han asumido las instituciones de Gobierno es trabajar para reducir en esta área las muertes, una tarea en la que los ciudadanos también deben hacer su parte. El camino por recorrer es largo, pero, de la misma manera en que como sociedad hemos doblegado a las pandillas, no hay dudas de que también se logrará crear conciencia para erradicar las muertes en las carreteras.