Con carteles que exhiben mensajes como «No hay cerveza sin agricultores» y otros que exaltan al partido Alternativa para Alemania (AfD), miles de agricultores bloquearon las carreteras alemanas con convoyes de tractores y camiones. Los trabajadores protestan así por los planes del Gobierno de recortar los subsidios agrícolas.
En medio de temperaturas bajo cero, y desde antes del amanecer de ayer en Berlín, una fila de decenas de tractores bloqueó la avenida principal que conduce a la Puerta de Brandenburgo.
La Policía indicó que las carreteras y vías de acceso a las autopistas se encontraban bloqueadas en varios lugares del país, incluidos distintos cruces fronterizos con Francia, lo que provocó embotellamientos durante la hora pico de la mañana.
Los manifestantes aseguran que los planes del Gobierno de poner fin a dos exenciones fiscales, que actualmente les ahorra unos 900 millones de euros al año, afectarán gravemente su trabajo.
El vicecanciller Robert Habeck, del partido Los Verdes, cuyo regreso de vacaciones la semana pasada se vio interrumpido por agricultores furiosos que intentaban asaltar el ferry en el que viajaba, advirtió en un mensaje en vídeo que el derecho de los agricultores a protestar podría ser explotado por grupos marginales.
«Circulan llamadas con fantasías golpistas, se forman grupos extremistas y se exhiben abiertamente símbolos nacionalistas étnicos», afirmó Habeck. Los líderes de varios estados alemanes han pedido al Gobierno federal que revierta su decisión de recortar los subsidios al diésel para los trabajadores agrícolas.
Los primeros ministros de Baja Sajonia, Renania del Norte-Westfalia, Baviera, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Sajonia y Sarre señalaron este lunes que el costo para esos trabajadores como resultado de los recortes presupuestarios de la coalición del Canciller Olaf Scholz es «demasiado alto».
El primer ministro de Baja Sajonia, Stephan Weil, declaró a la emisora local ‘ZDF’ que la agricultura ha sufrido una carga superior a la media. También señaló que los agricultores se enfrentan a un doble golpe con requisitos cada vez más estrictos en la lucha contra el cambio climático.