Una contundente mayoría en Chile rechazó este domingo la propuesta de Constitución que buscaba cambiar la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989) por otra con más derechos sociales, en un resultado que superó las expectativas más optimistas de la oposición conservadora.
Más de 15 millones de electores estaban convocados a las urnas en una jornada con alta participación por voto obligatorio. En gran parte del país se impuso la opción en contra de la nueva Carta Magna.
El proyecto mantenía una economía de mercado pero aspiraba a consagrar un nuevo catálogo de derechos sociales en materia de salud, aborto, educación y pensiones, con énfasis medioambiental y una «plurinacionalidad» indígena.
«Es una derrota a la refundación de Chile», dijo Javier Macaya, presidente del partido ultraconservador UDI que sin embargo no cerró la puerta a otra reforma constitucional. «Vamos a continuar (…) con el proceso constituyente, vamos a cumplir nuestro compromiso», prometió en una rueda de prensa rodeado de seguidores del «Rechazo» que festejaban.
Paliza
«Tremenda paliza del rechazo sobre el apruebo. Nadie anticipó esta distancia de más de 20 puntos porcentuales», indicó la socióloga Marta Lagos, fundadora de la encuestadora Mori, que calificó el resultado como «fracaso estrepitoso», escribió el Twitter .
La realización del referendum sobre una nueva Carta Magna, tras la gran revuelta social de 2019 en reclamo de mayor justicia social, había contado con el apoyo de casi 80% del electorado en un plebiscito de octubre de 2020 que abrió el proceso constituyente.
Dos años después, el «Apruebo» venció casi únicamente entre una mayoría de chilenos en el exterior, donde había unos 100,000 electores inscritos.
El nuevo texto, de 388 artículos y elaborado durante un año por una Convención Constitucional, consagraba un «Estado social de derechos», en respuesta a reclamos expresados en las masivas manifestaciones de octubre de 2019.
Los elementos que más divisiones provocaron del proyecto fue haber consagrado la plurinacionalidad indígena y haber incluido en su nuevo catálogo de derechos sociales el aborto, el derecho a la vivienda «digna» en un texto con un marcado énfasis medioambiental que sin embargo mantenía el modelo de economía de mercado.
Todas las encuestas habían anticipado el triunfo del «Rechazo» pero ninguna con tanta holgura.
«Es un desastre, estoy super triste. No puedo creer esto. Hemos pasado muchas cosas en la calle para terminar así», dijo a la AFP María José Pérez, de 33 años, partidaria del «Apruebo» frustrada en Plaza Italia, donde cientos se juntaban a compartir su frustración.