De los 14 glaciares originarios de Colombia solo quedan seis debido a la crisis climática, dijo este miércoles Marcela Fernández, fundadora de la ONG Cumbres Blancas y reconocida por la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo.
«En este momento a Colombia le quedan seis glaciares tropicales divididos en cuatro volcanes y dos sierras nevadas», lamentó la activista en conversación con Blu Radio.
Fernández es una de las 12 latinoamericanas y la única colombiana elegida el martes por la BBC como una de las mujeres más influyentes del mundo por su lucha «creativa» en defensa de los glaciares.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales también registró la destrucción de ocho glaciares en el país y asegura que el 70 % de su superficie se ha perdido desde la década de 1950, como consecuencia del calentamiento global.
Y aunque el derretimiento de estas formaciones de hielo es un problema planetario, Fernández explica que en el caso de los glaciares tropicales, más cerca de la línea ecuatorial, «el calentamiento global es mucho más agresivo» pues «son muchísimo más sensibles».
Según el observatorio europeo Copernicus, 2023 será probablemente el año más caluroso de la historia alentado por el uso de combustibles fósiles, una amenaza para estos mantos de hielo que representan el 75% de agua dulce de la Tierra.
El derretimiento de los glaciares eleva el nivel del mar y afecta la disponibilidad de agua fresca para uso doméstico, riego de plantas y supervivencia de animales.
A los glaciares colombianos «les pueden quedar 25 años de vida, pero el 16 de septiembre pasó algo alarmante y es que la masa glacial Conejera del Santa Isabel (noroeste), desapareció cinco años antes de lo que se pensaba», advirtió Fernández.
Solución: los páramos
Hace cinco años, Fernández fundó la ONG Cumbres Blancas, con la «utopía» de salvar los glaciares restaurando los páramos. Un frágil ecosistema de alta montaña, ubicado bajo los glaciares y sobre los bosques andinos, de donde nace el 70% del agua que consumen los 50 millones de colombianos.
«El alimento del glaciar es la nieve. Y nos hemos preguntado qué podemos hacer para que pueda ‘nevar’ más en Colombia o para que la temperatura no esté tan caliente», explicó Fernández.
Encontró la respuesta en la siembra frailejones en los páramos: plantas pequeñas de tronco grueso que retienen de forma natural el agua de las nubes y la neblina, contribuyendo a mantener bajas temperaturas y regulando el caudal de ríos y quebradas, según estudios de la Universidad Nacional de Colombia.
«Si ellos son un ecosistema, nosotros debemos trabajar de forma sistémica para protegerlos, conservarlos y darles su valor. Porque nuestro verdadero oro está en los páramos», dijo Fernández.
Para la experta, los glaciares son un «enfermo terminal» y se debe hacer todo lo posible por «alargar su vida» ante el «daño irreversible» ya causado.
El panel de expertos sobre el clima de la ONU (IPCC) señaló en su reporte de 2022 que «el calentamiento global acelerado está reduciendo los glaciares tropicales a una velocidad nunca vista desde la mitad de la Pequeña Edad de Hielo» (siglo 17), «impactando directamente» el suministro de agua en la región andina.