Después de realizar una visita de evaluación que titula «Evolución económica, perspectivas y riesgo», la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) emite su declaración del Artículo IV sobre el estado de la economía de El Salvador hasta el 10 de febrero de 2023. Trata tanto el resultado de 2022 como las perspectivas para 2023.
Consideramos que su análisis económico es positivo y mayormente acertado, salvo notables diferencias conceptuales también mencionadas en su informe del 22 de noviembre de 2021. Nos referimos a la evidente aversión que tiene el FMI hacia el libre mercado de criptoactivos, en particular al bitcóin, adoptado por El Salvador como moneda en curso legal.
El informe destaca que «la economía salvadoreña creció a un ritmo robusto en 2022 con un + 2.8 %», tal como lo había estimado el Banco Central. El FMI atribuye ese resultado al crecimiento de la demanda interna, atribuible a las acertadas medidas para hacer frente a la pandemia, una política efectiva y sin precedentes de control territorial bajo el régimen de excepción antidelincuencial, fuertes ingresos por remesas, turismo y recaudaciones fiscales, y una destacada inversión pública. Asimismo, menciona entre los logros un aumento en el gasto en educación de 3.6 % a 5 % del PIB, entre 2019 y 2021, conseguido a pesar de un alto nivel inflacionario de 7.2 %, que afectó el costo de la vida, vulnerando el poder adquisitivo de la población.
También confirma que la deuda pública de El Salvador, que se encuentra al nivel de $23,900 millones, la coloca a 77 % del PIB, un resultado excepcionalmente bueno, considerando que la mayoría de los países sufrieron contracción económica como consecuencia de la pandemia elevando su deuda pública muy por encima del 100 % del PIB.
También es conveniente hacer una comparación entre lo que dice el FMI y otras fuentes disponibles de información. Recientemente se conoció el informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) que también muestra aciertos y desaciertos, que muestran disparidad con las conclusiones del FMI antes referidas. Cepal coincide con que la economía salvadoreña en 2022 mostró un dinamismo destacado al cerrar 2021 con un crecimiento óptimo de +13 %. Reconoce que la renegociación de deuda del GOES mediante la recompra de bonos 2023 y 2025 fue exitosa, consiguiendo un ahorro $288 millones para cubrir el pago de deuda de $800 millones pendiente, deuda que se arrastra desde el período de la presidencia de Francisco Flores, ya cancelados a los inversores en enero de 2023.
La perspectiva para 2023 es un tema muy diferente, ya que nos coloca en un escenario enteramente especulativo, como en una «bola de cristal». Con tal escenario, es lógico pensar que la perspectiva se muestra potencialmente incierta, con altos y bajos como lo mencionan los informes. El Fondo confirma un déficit fiscal global reducido a 2.5 % del PIB; asimismo, un nivel de las reservas internacionales a solo dos meses de cobertura del valor de las importaciones. Explicamos que tal regla es aceptada pero flexible y sirve para cubrir el equivalente a tres meses del valor de las importaciones. Sin embargo, sabemos que no es lo mismo la suma de las importaciones en tiempos de alta o de baja demanda. Por lo tanto, dos meses de cobertura pueden ser suficientes para el momento presente; considerando la actual perspectiva mundial, vemos que se perfila con tendencia a la baja.
Sabemos que el factor determinante es claramente exógeno, ya que está sujeta al comportamiento de la economía de Estados Unidos y sus políticas de contención inflacionaria. El alza de las tasas de interés impuestas por la FED ronda en 4.5 %. La inflación se mantiene sobre el 7 % y se pretende bajar al 2 %, y se especula que la FED pretende llegar a 5.5 % o hasta 6 %. Política que genera mucho temor de que pueda desatarse una recesión mundial, razón por la que los mercados muestran mucha inestabilidad. También inciden en ello las políticas de contención adoptadas por el Banco Central Europeo y Gran Bretaña, afectados por la guerra en Ucrania y un nivel inflacionario de 7.5 %. De mantenerse así la economía mundial, nuestros países pudieran ser impactados de frente con un alza desmedida en el costo de la vida, deprimiendo las economías. Sin embargo, de tener éxito las medidas de la FED esperamos que el impacto sea menor y podamos lograr una estabilización con medidas internas como: la recaudación fiscal, el nivel de remesas, la renegociación de deuda, una mejora de los términos de intercambio, exportaciones y servicios, y una reforma arancelaria que mejore las importaciones.
Comentarios sobre algunas conclusiones específicas incluidas en el informe: En el tema de las pensiones, el Fondo opina que el aumento a 30 % decretado de los derechos de pensión acelerará la disminución de fondos de capitalización generando mayores pasivos. Un supuesto económicamente lógico desde una visión neoliberal que no concuerda con la necesidad social de nivelar las pensiones por largo tiempo insuficientes.
Observamos que algunos estimados de Cepal con los del FMI no concuerdan; Cepal proyecta para 2023 un crecimiento en el PIB de
1.6 %, colocándonos en las bajas tendencias previas a 2014. En cambio, el FMI proyecta un crecimiento de 2.4 % para 2023, superior al promedio histórico estimado. De igual manera, el Fondo estima que la inflación tenderá a moderarse a 4.1 % debido al descenso de las materias primas, a la vez recomienda mejorar los términos de intercambio y el déficit en cuenta corriente actualmente en 5.4 % del PIB. Sorprende tal aseveración cuando la tendencia de la economía mundial sugiere lo contrario.
Con respecto a subsidios energéticos, recomienda la eliminación del GLP (gas licuado) y una debida focalización de otros subsidios que ya representan 1.¼ % del PIB. Sin embargo, desmantelar el paquete de medidas urgentes adoptadas por el estado para contener el alza de los precios podría ubicarnos en alto riesgo ante posible alza inflacionaria. Sobre el sector financiero (banca comercial), la visión del FMI es acertada al opinar que se mantiene saludable con una tasa de mora de 1.8 %, pero recomienda un encaje bancario de por lo menos al 15 % para mayor capitalización.
Con respecto al bitcóin, el Fondo acepta que «los riesgos no se han materializado hasta el momento, debido al limitado uso del bitcóin como sugieren los datos de encuestas y remesas». Sorprende que, seguidamente, especula crudamente que su uso pudiera crecer, dado su estatus de moneda en curso legal y las nuevas medidas legislativas para fomentar su uso que incluyen bonos tokenizados y Ley de Activos Digitales, por lo que recomienda prevenir sus riesgos. Para el FMI las recomendaciones del Artículo IV al respecto siguen siendo válidas. Es notable ver la resistencia que tiene el Fondo con respecto a la aceptación de los criptoactivos, incluido bitcóin. Un conflicto sistémico que mantienen los bancos centrales y los organismos internacionales contra el libre mercado en el que ya operan los criptoactivos. Consideran que la nueva tecnología «blockchain» es una amenaza a la estabilidad monetaria y al dinero FIAT, por ser no regulable o manipulable. La nueva tecnología está ya impuesta, a tal punto que ellos ya adoptaron sus propias criptomonedas CBDC y no quieren aceptar que el dinero FIAT es obsoleto y una fuente de crisis económica recurrente como la desatada en 2008 que nos aproximó a un descalabro mundial.