El tribunal correccional de Cahors (sur) decidió además prohibirle cazar de por vida. Al director de la batida le impuso penas menores: 18 meses de prisión, con suspensión de pena, y cinco años de retirada del permiso.
Morgan Keane murió de un disparo de escopeta en diciembre de 2020 cuando cortaba leña en su propiedad en Calvignac. Por estos hechos, los cazadores condenados fueron juzgados por homicidio involuntario en noviembre.
«No pasa un día en que no piense en ello. Lo tengo grabado de por vida. Lo siento», declaró durante el proceso el autor del disparo, que había confundió al joven fallecido con un jabalí.
La investigación de los gendarmes sacó a relucir la falta de experiencia del autor del disparo, de 35 años, que no conocía el lugar y al que se ubicó en un mal lugar y sin haber recibido las instrucciones necesarias.
La muerte de Keane dio argumentos a los opositores a la caza, que crearon el colectivo «Un jour un chasseur» (Un día un cazador) para reclamar un cambio en la legislación, un tema políticamente sensible.
Pese a que casi 8 de cada 10 franceses es partidario de prohibir la caza el domingo, el gobierno francés rechazó el lunes esa idea, aunque anunció un endurecimiento de las reglas para evitar accidentes.
París prevé crear un delito para quienes cacen bajo los efectos del alcohol, generalizar una formación al uso de armas para 2029 y poner en marcha una aplicación para identificar las zonas y horarios de caza.
Aunque su número se reduce, los cazadores son un importante grupo de presión en Francia. Nicolas Hulot, primer ministro de Transición Ecológica de Macron, dimitió en 2021 denunciando, entre otros, su peso.
Según la Oficina Francesa de la Biodiversidad (OFB), le número de accidentes está en retroceso desde hace 20 años. Sin embargo, en la temporada 2021/22 se registraron 90, contra 80 la temporada anterior.