Sin duda, duda, nuestro país está viviendo un punto de quiebre en su historia. Atrás estamos dejando las obsoletas formas en todo sentido. Desde los «acuerdos de paz», nuestro país vivió en ríos de sangre interminables. La mayoría de los salvadoreños hemos vivido de cerca el tema de la violencia de alguna u otra forma.
Actualmente, las personas que salimos temprano de nuestras casas a trabajar respiramos otro clima; un clima de confianza, un clima de seguridad, un clima de fortaleza, porque todo esto nos hace más fuertes como país, creemos más en nosotros mismos, estamos más motivados para trabajar por nuestra familia y por nuestro país. Nos habíamos acostumbrado a vivir en una mentira y en un clima de violencia extrema que había sido normalizada.
Solo los salvadoreños sabemos lo que significaba el temor de que cayera la noche mientras estuviéramos en la calle, de ir a un lugar que no conociéramos, de caminar por la calle, de abordar el transporte público, de quedarnos en medio de la carretera en la noche con la incertidumbre de si era o no un lugar dominado por estructuras terroristas.
Solo quien lo ha vivido sabe lo que significa que desaparezcan a su hijo, ver el cuerpo de un familiar cubierto con una sábana blanca en medio de la calle cercado con cintas amarillas, ver a tu mejor amigo en una bolsa negra en la cama de un pick-up, que te disparen por la espalda y estar 10 días en coma; es que desde el 350 fifth avenue, 34 floor, en el edificio Empire State, en Nueva York, oficina central de Human Rights Watch, en medio de los rascacielos, vistiendo con saco y corbata, disfrutando un «american coffee», la vista debe de ser muy diferente a lo que lo salvadoreños vemos diariamente en nuestro país.
¿Por qué no quieren que como país mejoremos y avancemos? Pues sin duda son muchos los motivos, pero en El Salvador estamos viviendo algo único, por lo cual la mayoría de la población nos sentimos tranquilos, hoy vemos las noticias esperando una noticia positiva, de 20 asesinatos oficiales al día, porque solo Dios sabe cuántos más se realizaban diariamente, hemos pasado a cero homicidios, un avance gigantesco para nuestro país, por lo que estamos a un paso de convertirnos en el país más seguro de Latinoamérica, algo que la mayoría pensábamos que nuestros ojos no verían nunca, ya que hasta hace algunos meses era impensable. ¿Hace falta mucho? Sí, pero este, sin duda, es el camino.
Cuando algo te está funcionando, ¿por qué se va a cambiar? Cuando alguien está funcionando y es eficiente en su trabajo, ¿por qué vas a cambiarlo? La minúscula oposición, las revistas digitales, así como las organizaciones internacionales, subestiman al pueblo salvadoreño y nos tildan de tontos e ignorantes, y no es que nos importe lo que ellos piensen de nosotros, pero a ellos les digo: no nos subestimen, hoy más que nunca nosotros, el pueblo salvadoreño, estamos conscientes de lo que queremos y de lo que está pasando en nuestro país.
Nadie mejor que nosotros sabe por qué queremos seguir este camino. Es que cuando el verdadero pueblo habla, nada ni nadie puede callarlo.