Un incipiente censo, pero bastante diciente en cuanto a la forma de seguir administrándose y las costumbres que aún permeaban de la repudiada corona española, así eran las estadísticas de El Salvador de 1910, según lo más antiguo que se encuentra en el repositorio digital de la Biblioteca Nacional de El Salvador Francisco Gavidia (Binaes).
Los documentos denominados anuarios estadísticos y elaborados por la primera Dirección General de Estadística de la República de El Salvador compilaban cifras valiosas que a través del tiempo ofrecen una lectura del tamaño del país, de su crecimiento poblacional, la cantidad de mujeres y hombres, así como de otras costumbres que pesaban aún en la cosmovisión de un pueblo libre.
Para el caso, la clasificación de hijos legítimos, entendidos aquellos dentro del matrimonio, e ilegítimos, es decir, los nacidos fuera de una unión bendecida por la Iglesia.
Al retomar estos anuarios -que dicho sea de paso no eran uniformes, mejor dicho, ninguno se parece al otro- pueden ofrecer las mismas estadísticas. Todas datan de las primeras décadas de 1900, cuando casi se había completado el primer centenario tras la independencia. El Salvador era otro y lo era más en comparación con la actualidad.
Una población creciente
Para observar cómo se movía el país en su demografía básica tomaremos dos años: 1915 y 1921, según los anuarios disponibles y dentro del período de los primeros 100 años. Así la población en 1915 era de 1.2 millones de personas, para 1921 ya eran 1.5 millones. En esos seis años la cantidad de habitantes creció un 20 %, pero aún estaba lejos de ser un país de más de 6 millones, como lo es ahora.
Ambos anuarios tuvieron por director general de estadística a Pedro S. Fonseca; sin embargo, en el primero se lee la lucha que había por combatir enfermedades ya superadas como la disentería bacilar. Ese año el territorio padeció una epidemia, la salud también se vio impactada por un brote grave de malaria.
«Las autoridades sanitarias desplegaron sus actividades, tropezando con los prejuicios populares; pero una vez que las medidas profilácticas llegaron a implantarse con energía, los focos desaparecieron, y hasta la fecha sólo se observan casos esporádicos», se lee en el documento.
En 1915, otro aspecto que seguía con el peso de la corona española era la clasificación de la población por raza y condición legal, contada por ladinos e indios.
Y si del conteo de matrimonios se trataba, en ambos años de comparación se indicaba cuántos eran solteros, divorciados, viudos, salvadoreños, centroamericanos y extranjeros, incluso quienes de estos sabían firmar y quiénes no.
En las siguientes décadas la diferencia seguiría marcada y recrudecida con la llegada de Maximiliano Hernández Martínez y su declarada persecución de los indígenas.
De punto a punto, los matrimonios fueron menores en 1921 que en 1915, al pasar de 3,886 a 3,674. Midiendo la vida y su movimiento, las muertes por enfermedades (más que violentas) según el registro, también se contuvieron, siendo 37,447 y 30,613, respectivamente. Es decir, disminuyeron en un 18 %. Esto último también era un reflejo positivo del sistema de salud.
Entre los nacidos, las mujeres fueron más en 1915 (26,140) y los hombres menos (24,918). A la vuelta de seis años, la variación se inclinó hacia ellos, pero la diferencia era mínima.
A pesar de ser una sociedad religiosa, los porcentajes de estos recién nacidos legítimos versus los ilegítimos siempre fue mayor para los últimos. En 1915, el 64 % de los nacidos eran ilegítimos, seis años después era el 59 % del total.
Un país centralizado
Aunque Santa Ana estaba muy cerca de Guatemala y de allá venían las órdenes del reino durante la colonia, San Salvador se ha mantenido como el centro del país.
El Salvador fue y sigue siendo un territorio centralizado, no solo por ser la capital el centro financiero, sino por la cantidad de habitantes, muchos de ellos del interior. Por eso, al hacer un ranking a partir de 1915, San Salvador ya era el departamento más poblado con 147,265 habitantes, seguido por Santa Ana con 142,691 habitantes.
El tercer escalón lo ocupaba San Miguel con 106,700, seguido por Usulután con 103,160. El quinto departamento era La Libertad con 96,091 habitantes. Otro aspecto bastante curioso si de comparar con la actualidad se trata es la comunicación. En 1915, la correspondencia epistolar era lo fuerte, se enviaron 1.96 millones de cartas, mientras que el país recibió 951,764 cartas.
Cien años después de la independencia el país ya era otro, y 200 años después aún más, lo que sigue vigente es la fiesta que cada 15 de septiembre se celebra para seguir con la tradición y, si se quiere, fervor nacional por una gesta que llegó a la victoria y culminó en libertad.
EL SALVADOR EN MÁS DATOS
El café empezaba su auge
La cosecha de café de 1914-1915 fue satisfactoria: 770,073 quintales. El principal comprador de ese café fue Estados Unidos, país que importó el 21 % de las ventas totales al exterior ese año. La exportación de El Salvador a Estados Unidos fue de 33,115 toneladas, equivalente cada una a 2,000 libras.
POR SUS ESTUDIOS LOS CONOCERÉIS (1915)
Cantidad de alumnos asistentes por carrera:
A la Escuela de Jurisprudencia 84
A la Escuela de Medicina 81
A la Escuela de Química y Farmacia 8
A la Escuela de Especialidad de Dentistería 10
Cantidad de titulados
En Jurisprudencia y Ciencias Sociales 7
En Medicina y Cirugía 8
En Química y Farmacia 2
En Odontología 5