El presidente Nayib Bukele anunció el jueves 15 de septiembre su decisión de buscar un segundo período al frente del Gobierno en las elecciones de 2024. Ya la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), por medio de un fallo, avaló el derecho del ciudadano presidente de postularse. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) estableció que se apega al marco legal y cumplirá la sentencia de la Sala de lo Constitucional.
Dicho esto, luego del anuncio del presidente Bukele, la decisión queda en manos de la ciudadanía. Será por medio del voto libre, directo y masivo que los electores decidirán en 2024 si conceden un segundo mandato al actual gobernante.
La reelección es un mecanismo político utilizado en todo el mundo para garantizar la continuidad de programas sociales y una forma de reconocer un buen liderazgo. Y el presidente Bukele ha demostrado en los tres años de Gobierno que lidera de la mejor forma que El Salvador ha tenido. Al superar el lastre del bipartidismo, la perversa alianza que mantuvieron ARENA y el FMLN, el país ha tenido una oportunidad de avanzar.
El conflicto armado que asoló el país no fue superado. Tras los Acuerdos de Paz ha habido más asesinatos que cuando había guerra, y las pandillas crecieron bajo el amparo de políticos corruptos que hicieron de ellas sus socios para gobernar. Con la llegada del presidente Bukele al Gobierno en 2019, los asesinatos habían colocado al país como uno de los más violentos del mundo. Por eso, todas las recetas que se habían aplicado se tenían que desechar, debido a su estruendoso fracaso.
Ha sido el Plan Control Territorial y su combinación decidida con las medidas extraordinarias contenidas en el régimen de excepción que El Salvador vive por primera vez en libertad y paz. Y no solo celebra su independencia, sino que la vive y la ejerce al no someterse a las presiones de fuerzas externas que pugnan por el regreso de los tiempos oscuros en los que ARENA y el FMLN aceptaban todas las imposiciones.
Si en más de 200 años de historia nacional nunca El Salvador ha estado tan bien, ¿para qué debe cambiar ahora su rumbo? ¿Para regresar a los tiempos de 30 muertos diarios y de pandilleros libres imponiendo el terror en barrios y colonias?
El pueblo salvadoreño ha encontrado el camino correcto y el liderazgo necesario para ello. Esa es una decisión que se definirá en las urnas.