El trabajo de los rescatistas parece no tener fin en la búsqueda de sobrevivientes o cadáveres entre los escombros de los edificios derrumbados. Más de 4,000 personas perdieron la vida por el devastador terremoto de magnitud 7.8 que sacudió ayer a las 4:17 (1:17 GMT) el sureste de Turquía y el norte de Siria, y que se sintió incluso hasta en Groenlandia.
Según las autoridades, se registraron decenas de réplicas; entre ellas, una de magnitud 7.5 que golpeó la zona nueve horas después, a cuatro kilómetros al sureste de Ekinozu.
El vicepresidente turco, Fuat Otkay, señaló que casi 15,000 personas resultaron heridas y que aproximadamente 7,840 habían sido rescatadas de los escombros; además, al menos 4,748 edificios se derrumbaron. «La situación es muy grave, muchas personas siguen todavía bajo los escombros de edificios», declaró el cirujano Majid Ibrahim desde el hospital Al Rahma, de la ciudad siria de Darkush.
El sismo con epicentro en el distrito de Pazarcik, en el sureste de Turquía, a unos 60 kilómetros de la frontera siria, se produjo a una profundidad de 17.9 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
De acuerdo con expertos, una combinación de factores provocó la elevada mortalidad del sismo. Uno de ellos es que se produjo al otro extremo del país, en lo que se conoce como la placa tectónica de Anatolia Oriental, una de las estructuras geológicas más peligrosas del mundo y que provoca grandes sismos.
SIETE DÍAS DE LUTO
El balance de las víctimas ha ido agravándose con las horas debido al alto número de edificios derrumbados en ciudades como Adana, Gaziantep, Sanliurfa y Diyarbakır.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió a AFP que el número de víctimas podría ser hasta ocho veces superior.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, declaró ayer siete días de luto por las víctimas. «Nuestra bandera estará izada a media asta hasta la puesta de sol del domingo», dijo en un tuit.
Su gestión de esta tragedia tendrá mucho peso en las elecciones del 14 de mayo.
Debido a la hora en que ocurrió el sismo, de madrugada, la mayoría de la gente estaba durmiendo.
«Pensamos que era el apocalipsis», declaró a AFP la reportera Melisa Salman, que vive en Kahramanmaras, epicentro del sismo. «Estamos afuera desde las 4:30 de la madrugada. Está lloviendo, pero nadie se atreve a volver a sus casas por miedo a nuevas réplicas», agregó esta joven de 23 años.
Este sismo es el más importante en Turquía desde el terremoto del 17 de agosto de 1999, que causó 17,000 muertos, un millar de ellos en Estambul.
En Diyarbakır, unos 380 kilómetros al este, Muhittin Orakci presenció las operaciones de rescate frente a un edificio en ruinas. «Siete miembros de nuestra familia están bajo los escombros», dijo. Y en Sanliurfa, a escasos kilómetros de Siria, Emin Kaçmaz, de 30 años, explicó que se quedaría toda la noche fuera. «El edificio no es seguro», señaló.
EL SALVADOR ENVIARÁ AYUDA
Tras la tragedia, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se solidarizó con el Gobierno turco y anunció que enviará un avión de ayuda con más de 100 efectivos, equipos de búsqueda, personal de Protección Civil, bomberos y perros de rescate.
La embajada de El Salvador en Turquía también compartió la línea telefónica +90 545 565 88 47 para asistir cualquier emergencia. La comunidad salvadoreña radicada en este país puede escribir al correo electrónico [email protected].