La fortaleza y la perseverancia para superar los obstáculos han sido los principales aprendizajes de la profesora Heidi Cartagena durante la pandemia por la COVID-19. Ella es maestra en la Escuela de Educación Parvularia de Jayaque, en La Libertad; y aunque la enseñanza y el aprendizaje innovador siempre han formado parte de su práctica docente, este año tuvo una idea diferente para motivar a sus estudiantes a pesar de los obstáculos que ha vivido.
El infortunio más complicado que sufrió fue la pérdida de cuatro familiares por la COVID-19, en julio del presente año. Ellos fueron su tío paterno, de 82 años; su tío materno, con 64 años; su prima, de 38 años; y su hermano, de 52 años. El fallecimiento de este último pariente le provocó una profunda tristeza durante semanas, pues era con quien más convivía a diario.
«Mi hermano siempre estuvo pendiente de mí. Yo compraba las cosas del mes en su tienda. En mi cumpleaños era el primero que me festejaba. Cuando él murió, se me disparó la presión de una manera que pasé tres días mal. Hasta el momento, yo escucho la música que le gustaba y es triste recordarlo», narró la profesora.
Durante semanas, pasó en tratamiento para superar el trauma que le dejó la muerte de sus familiares, pero una de las motivaciones que más la benefició fue el apoyo que le dieron sus estudiantes con las cartas, los mensajes y los audios, donde le decían que la apreciaban y que ya no estuviera triste. «Mis estudiantes cumplieron un rol fundamental en mi recuperación; mi familia también me apoyó incondicionalmente, pero saber que mis niños a pesar de su corta edad ya practican la empatía y la solidaridad fue una gran alegría para mí como docente», mencionó Heidi.
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Después de unos meses, su vida empezó a regresar a la normalidad y, aunque siempre esperó el momento de regresar a las aulas y reencontrarse de nuevo con sus estudiantes, se enteró de que eso ya no sucedería este año debido al avance de la pandemia y a los riesgos de contagio.
Así que decidió que era su turno para motivar a sus estudiantes y darles apoyo para concluir el año escolar de forma significativa, sobre todo porque era su último año de parvularia. Con el dinero que logró ahorrar del transporte, tuvo recursos suficientes para organizar una «graduación móvil».
Para concretar la idea, adornó un carro como una carroza, con globos y pancartas; y repartió diplomas y un regalo sorpresa a cada uno de sus estudiantes. «Le pedí una foto de los niños a cada papá y mandé a hacer los diplomas, luego les preparé una bolsita que llevaba dulces, juguetes, un reloj y globos. Preparé un día para ir entregárselo a cada niño hasta la puerta de su casa. A las mamás también les entregué el recuerdo del Día de la Madre», señaló.
Según dijo, la actividad fue de mucho beneficio y aún continúa recibiendo mensajes de agradecimiento por parte de los padres de familia y de los niños.
«Este año fue crítico y los niños sufrieron; el hecho de no ver a sus compañeros, vino a complicar la salud de ellos, los comportamientos. Yo necesitaba hacer una actividad así para que ellos entiendan que el otro año no será como 2020, que sepan que la educación es un proceso maravilloso, y que con esta despedida piensen que el otro año será mejor», concluyó Cartagena.