Con respeto, devoción y conocimiento, el colectivo Tukultura SV creó un plan de estudios del primer Diplomado de Cultura e Idioma Náhuat.
El colectivo, liderado por dos profesionales que viven y han estudiado con vehemencia la cultura y el idioma a partir de algunas comunidades en las que aún sobreviven estas raíces en el país, unieron su conocimiento para ser «una caja de resonancia» y compartir toda esa sabiduría que aún habita.
Iván Villatoro, antropólogo sociocultural y especialista en pueblos indígenas del Ministerio de Educación, y Josué Ramos, consultor en el mismo ministerio, neohablante náhuat y estudiante de quinto año de Arqueología, son quienes unieron toda su investigación y experiencia en años de convivencia en la cotidianeidad de esas comunidades para armar un currículo y lanzar el primer diplomado de este tipo.
«En las comunidades está el conocimiento. Nosotros queremos compartirlo, no queremos interpretarlo porque no lo necesita, queremos servir de resonancia», comentó Iván.
Ambos buscaron y encontraron apoyo en el Instituto de Estudios Históricos, Arqueológicos y Antropológicos de la Universidad de El Salvador (UES) para darle certificación al diplomado.
«Este es un primer paso, pequeño, pero muy sólido académicamente hablando. Aborda una deuda que tiene la UES y ofrece una visión más actual y aproximada, menos folclorista», celebró Ana Silvia Ortiz Gómez, investigadora del Instituto de Estudios Históricos de la universidad.
Con las voluntades unidas y un trabajo arduo para armar el contenido del diplomado, el 2 de febrero de este año abrieron las inscripciones. En un principio, los especialistas esperaban llenar un cupo no superior a 60 personas. Pero las postulaciones superaron las 220. Fue cuando acordaron recibir hasta 70 estudiantes.
La inscripción y el diplomado son gratuitos. Con una duración total de 23 semanas, el diplomado arrancó el 24 de febrero pasado, con sesiones de una hora y media dos veces por semana. De esta manera finalizaría en agosto.
Las postulaciones fueron variopintas. Hay estudiantes residiendo en el país y en el exterior; también figuran extranjeros. Hay estudiantes en México, Canadá, España e Inglaterra. Las profesiones de los postulantes van desde biólogos, artistas, educadores, abogados, arquitectos, funcionarios municipales, colaboradores en ONG y casas de la cultura… pero ¿de dónde sale el contenido y cómo se articuló?
CONTENIDO FUERTE
Tanto Iván como Josué son asiduos investigadores de la cultura náhuat desde muy jóvenes, incluso antes de ser universitarios.
Iván ha tenido como punto de investigación Panchimalco, que aunque no tiene habitantes que hablen náhuat, sí es una fuente rica en la cultura por sus rituales mortuorios, sus matrimonios tradicionales, sus prácticas agrícolas, la visión del cuido del cuerpo y la salud.
Josué se volcó a Santo Domingo de Guzmán, en Sonsonate. El sitio aún es un tesoro vivo del idioma y de la cultura, pero en peligro de extinguirse.
«La última generación que está en el país se encuentra en Sonsonate y son personas que ya están en los 70 años. El náhuat sobrevive, pero está en peligro», alerta el lingüista, y agrega otro número: ya solo quedan cerca de 100 hablantes de náhuat fluido, el resto entiende, pero lo habla poco.
Con todo lo recogido se fundamentó el compromiso de no dejar morir la raíz cultural que nos antecede, y dividieron el diplomado en dos grandes áreas: lo cultural y lo lingüístico. La primera parte estará a cargo de Iván; la segunda es la experticia de Josué, con cinco unidades cada una. Durante la semana se imparten ambas áreas.
Lo cultural se recibe en un solo grupo (70 estudiantes), para lo lingüístico se han hecho dos grupos. Los especialistas confían en trascender el diplomado y para ello exigen a los estudiantes, como requisito de inscripción, un proyecto personal o colectivo que ayude a la revitalización de la cultura en riesgo en ambos municipios, para ejecutarlos al final del curso.
ÁREAS DE ESTUDIO