Si después de escalar el majestuoso volcán Chichontepec quedas con energías para conocer un poco más sobre la bella ciudad de San Vicente, te recomendamos recorrer su hermoso parque central, llamado Antonio José Cañas.
En él podrás disfrutar la idiosincrasia de su gente, alegre y trabajadora, que recorre con mucho entusiasmo los alrededores del parque. A un costado está la catedral y el antiguo palacio municipal. Este último está en ruinas debido a los devastadores terremotos de 2001.
Algo que sin duda no vas a dejar pasar por alto es la imponente torre del reloj, blanca y elegante que adorna con gran belleza el centro del parque. Esta torre, también conocida como la Giralda Vicentina, fue construida entre 1928 y 1930.
Se sabe que el privilegio de que los vicentinos tengan tan hermoso monumento surgió por la idea de hacer un kiosco. La noción fue promovida por un grupo de vicentinos de la Sociedad Ideal de Obreros, quienes buscaban que artistas de la época, poetas, declamadores y, sobre todo, de las orquestas de música actuaran en él, y de esta manera el pueblo vicentino pudiera disfrutar de un hermoso esparcimiento. Al comité de obreros y a otros colaboradores les fue imposible obtener los fondos necesarios para ejecutar la obra.
Sin embargo, en marzo de 1927, después de resultar electo presidente de la república, al Dr. Pío Romero Bosque se le presentó la idea y en octubre del mismo año dio a la ciudad vicentina la preeminencia de tener un monumento para la perpetuidad, logrando la construcción de la torre.
La Giralda Vicentina cuenta con 40 metros de altura y desde su último piso podrás apreciar una gran panorámica de la alegre ciudad de San Vicente y sus alrededores.