Por primera vez El Salvador dirigirá el grupo de trabajo «ad hoc» para la revitalización de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y conducirá el proceso de propuestas y expectativas de los 193 Estados miembros. Su objetivo será mejorar el trabajo intergubernamental y analizar el impacto que tuvo la asamblea en su 75.º aniversario en medio de la pandemia por la COVID-19, para modernizar el sistema y hacerlo efectivo.
El presidente de la Asamblea General Volkan Bozkir nombró a la embajadora de El Salvador y representante permanente ante la ONU Egriselda López como copresidenta del grupo de trabajo, a raíz de la participación del presidente Nayib Bukele en la asamblea 74.º y su visión de apostar por la tecnología.
De acuerdo con López, El Salvador se ha caracterizado por su contribución propositiva. La salvadoreña aceptó el reto con orgullo y tomará las riendas a partir de febrero de 2021.
Su período culminará en julio del mismo año con un cargo rotativo, pero importante por el contexto de la pandemia que transformó los tradicionales discursos presenciales de los presidentes y trasladó los encuentros a plataformas virtuales.
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¿Cuál fue el mecanismo de selección para involucrar a El Salvador en este proceso?
Son procesos intergubernamentales que se llevan a cabo en la Asamblea General, son productos de resoluciones. Es así como el presidente de la Asamblea General Volkan Bozkir busca hacerlos efectivos y elige a uno o dos copresidentes o cofacilitadores para conducir las deliberaciones de los Estados miembros. Creo que vio en esta servidora a alguien que podría impulsar dinamismo al grupo de trabajo. Ha visto la participación de El Salvador en varias oportunidades y le ha llamado la atención el enfoque constructivo, y creyó que podría ser una buena combinación.
¿Cuáles son las funciones de este grupo de trabajo «ad hoc»?
Hay varias cosas que se van a tratar. Ya nos empezamos a reunir, de hecho, con el embajador de Eslovaquia Michal Mlynar. Ya tuvimos reuniones preliminares entre nuestros equipos para delinear cuáles van a ser las actividades y los tiempos. El rol de El Salvador y de Eslovaquia como cofacilitadores va a ser el de escuchar todas las propuestas y guiar las discusiones y negociaciones, para trabajar por un resultado consensuado por los 193 miembros, encaminadas a mejorar la Asamblea por el contexto de la pandemia.
En febrero vamos a tener un debate temático sobre la revitalización de la asamblea, donde se abordarán los métodos de trabajo de la misma, las funciones de la oficina del presidente de la Asamblea General, y vamos a tener una discusión con el secretario general de Naciones Unidas, quien entregará un informe y finalizará sus funciones en diciembre de 2021. Hay expectativas sobre cuál va a ser el proceso de selección del nuevo secretario general.
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¿Cómo afectó la pandemia a la Asamblea General este año?
Desde que inició la pandemia, la Asamblea ha trabajado para adaptarse a esta nueva realidad. Siempre se reunía presencialmente, y a pesar de tener la tecnología y todos los medios nunca hacíamos reuniones virtuales. Cuando apareció la COVID-19 y azotó Nueva York, la asamblea tuvo que trasladar sus trabajos al plano virtual; eso era algo que nunca se había hecho, y es así como hemos tratado de ver cómo sigue funcionando a pesar de las circunstancias adversas.
Para mí es muy importante, porque el 13 de noviembre, en el marco de un debate que hubo se adoptó un mecanismo de toma de decisiones de manera remota. Es conocido como voto electrónico, con el que se busca garantizar que la asamblea pueda continuar con sus votaciones aun en tiempo de crisis, cuando la presencia física de las delegaciones no sea posible en el recinto de Naciones Unidas.
La pandemia cambió de forma forzada la dinámica de la Asamblea General, ¿sería uno de los temas principales a tratar sobre algunos cambios que se podrían hacer para los próximos años?
Efectivamente, dependería ver primero cuál es el resultado de las deliberaciones de este período de decisiones extraordinario, en diciembre. También, cuál va a ser el informe que presente el secretario general de la ONU sobre el impacto de la COVID-19 en los trabajos de la asamblea, y cuáles son los puntos de vista y las propuestas que otros Estados miembros hagan para adecuar el trabajo frente a esta nueva realidad.
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¿Habría posibilidad de que El Salvador pueda volver a tener este cargo en los próximos años?
Depende del siguiente presidente de la Asamblea General. Él tiene que volver a hacer el análisis, ver cuáles son los procesos que se han establecido; no son los mismos todos los años. Podría ser que el presidente entrante diga que quiere, tal vez, a otras personas y eso queda completamente a su discreción. Sería muy temprano adelantar que El Salvador podría ocuparlo el próximo año. Si el país fuera llamado para este nuevo proceso sería un orgullo. Pero creo que es muy temprano afirmar que El Salvador podría o no.
¿Cuál sería el mensaje para los compatriotas por el Día de los Salvadoreños en el Exterior?
Por tres años fui parte de la diáspora y es difícil, porque uno siempre extraña su país, a su familia y a su gente. Como alguien que estuvo fuera, puedo decir que para mí es muy importante el hecho de que el presidente [Nayib Bukele] haya tomado en cuenta a una mujer de la diáspora, joven y con ganas de regresar a trabajar en este puesto tan importante para el país. Creo que es una de las señales que el presidente Nayib Bukele ha dado la confianza a todos los salvadoreños en el exterior que quieran trabajar por su país, que quieran regresar y construir un mejor El Salvador. Lo hemos visto, el Gobierno está dando mayor interés y atención a la diáspora.
