Empresarios de la diáspora salvadoreña se incorporan a las elecciones legislativas y municipales que se desarrollan hoy, 28 de febrero, en El Salvador. Aseguran que no importa la distancia, sino ejercer su derecho al voto.
El connacional radicado en Virginia, Estados Unidos, desde 1990, Hugo Hernández viajó durante cinco horas hasta su país natal «con esperanza y motivado de que valía la pena» involucrarse como uno de los más de 2,000 observadores nacionales.
Hernández preparó sus maletas desde el 21 de febrero para visitar a su familia e integrarse a las capacitaciones de la Iniciativa Social para la Democracia (ISD). El originario de Ilopango, en San Salvador, considera que es uno de los pocos salvadoreños que ha podido regresar a su país para ejercer el voto, al reconocer que otros de sus compatriotas no podrán hacerlo por no contar con el sistema postal, como se ha efectuado en anteriores ocasiones.
En septiembre de 2020, durante la convocatoria a las elecciones, la presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Dora Esmeralda Martínez de Barahona, aclaró que el voto en el exterior se podría llevar a cabo hasta 2024, y que dejaría fuera a cerca de 431,566 compatriotas que estaban registrados.
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Entre las diferencias del Legislativo y el Ejecutivo, la Sala de lo Constitucional resolvió que los salvadoreños sí podían votar este 28 de febrero. Sin embargo, para estar incluidos debían demostrar el arraigo; algo que quedó en controversia para los poderes del Estado.
«Sentimos una gran responsabilidad. Estamos en pandemia, viajar es difícil, pero nosotros que estamos en el exterior tenemos una oportunidad única para cambiar el rumbo del país de lo que han sido los últimos 30 años», dijo Hernández a «Diario El Salvador».
Además de votar, Hernández detalló: «Algunos hemos decidido tomar el reto de involucrarnos como observadores para aportar también en el proceso». Agregó: «Hay mucha gente frustrada en Estados Unidos porque se suponía que se iba a poder votar, pero no fue así».
Con una nueva Asamblea Legislativa, Hernández espera que haya una ley que facilite el establecimiento de pequeños negocios para invertir en el país.
Esa apuesta es una de las prioridades para el presidente del Corredor Salvadoreño en Los Ángeles, Óscar Domínguez, quien no duda en presentar dos iniciativas para incentivar a los inversionistas de cualquier parte del mundo a tener en la mira a El Salvador, así como ampliar leyes para los salvadoreños deportados con la meta de que sea más factible su inserción laboral y social.
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«Tenemos que trabajar para demostrar que el país puede convertirse en una potencia, tiene riqueza, es un paraíso. Hemos desperdiciado mucho tiempo», aseveró Domínguez.
Lamentó también que otros salvadoreños que viven desde hace años en Estados Unidos esta vez no pudieran participar en las elecciones.
El vicepresidente de Inversiones Internacionales, José Ricardo Ramírez, un salvadoreño residente en Los Ángeles, California, no pudo viajar a El Salvador en esta ocasión debido a la pandemia, pero aseguró que permanecerá todo el día conectado en las redes sociales para conocer los avances de los comicios.
«Nosotros le hemos vuelto a encontrar el sabor a la política. Para mí este es un proceso de transformación que era necesario. Estoy pendiente de cada movimiento», manifestó Ramírez.
Su expectativa es que «la vieja política, ARENA y el FMLN, creo que van a morir electoralmente, pero no en el ámbito político. Es mi pronóstico. La clase política tradicional tiene tentáculos», comentó.
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El ahuachapaneco no solo espera beneficios para los salvadoreños en el exterior, sino en educación y salud en El Salvador.
«Es necesario que los funcionarios tengan criterio propio y puedan defender lo que constitucionalmente es un país democrático», afirmó. Ramírez está en gestiones de abrir un nuevo espacio en Maryland para crear un segundo corredor como el establecido en Los Ángeles, para generar nuevos empleos e impulsar más negocios salvadoreños; y también demostrar su cultura en Estados Unidos.