Atrapados en medio del repunte de casos y muertes por la COVID-19 en Guatemala han quedado los menores de edad, grupo etario en el que se ha registrado un alza sostenida de contagios en los últimos seis meses.
Este aumento se ha hecho más pronunciado en los últimos 15 días. El Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) informó que los niños con cuadros graves necesitan cada vez más atención. En el hospital de Tecún Umán, el 50 % de las cunas está ocupado.
En tanto, el lento avance en la vacunación también impide que los menores de edad puedan retornar a las aulas. El jefe del Servicio de Infectología Pediátrica del Hospital General de Enfermedades, el doctor Róger Gil, informó en un comunicado que Guatemala atraviesa la tercera ola de la pandemia, y la exposición de los adultos al virus afecta directamente a los niños, quienes no pueden vacunarse todavía.
Además, el IGSS acotó que, ante la saturación del sistema hospitalario, que se encuentra en alerta roja, los padres de familia prefieren tratar a sus hijos en casa.
Esto puede resultar peligroso, ya que, aunque los menores suelen padecer una COVID-19 leve, también están expuestos a padecer el síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C, por sus siglas en inglés).
Gil recalcó que es necesario que a los niños se les provea de un seguimiento médico para evitar complicaciones derivadas de la COVID-19. «Hay un repunte de niños y adolescentes en los hospitales. Casos de chiquitos con COVID-19 que no veíamos antes. En los últimos 15 días hemos tenido, tengo certeza, a tres chiquitos que han tenido que ser ventilados por COVID-19. El año pasado, 120 chiquitos fueron contagiados en situación estable, pero también hubo fallecimientos. Ahora también estamos viendo casos de chicos contaminados», dijo en una citación ante el Congreso el viceministro de Hospitales, Francisco Coma.
De acuerdo con la Clínica de Mayo, «la mayoría de los niños que se infectan con el virus de la COVID-19 tienen apenas una enfermedad leve. Pero en el caso de los niños que desarrollan el MIS-C, se inflaman gravemente algunos órganos y tejidos, como el corazón, los pulmones, los vasos sanguíneos, los riñones, el aparato digestivo, el cerebro, la piel o los ojos. Los signos y los síntomas dependen de las partes del cuerpo que hayan sido afectadas».
Los datos del Ministerio de Salud de Guatemala reflejan que en junio se han dado al menos 948 casos de coronavirus entre niños que van desde los cero hasta los nueve años. De igual forma, otros 3,019 niños y adolescentes entre 10 y 19 años han padecido la COVID-19 en el mismo mes. Para mayo, la cantidad de contagios entre el primer grupo de edades fue de 756, mientras que en el segundo fue de 2,284. En enero de este año, el dato entre los cero y nueve años fue de 584, y de los 10 a los 19 años llegó a 1,694.
En general, los contagios diarios en Guatemala han pasado el promedio de los 1,500 hasta alcanzar la cifra máxima de 2,855 el 30 de junio. Los muertos en la misma fecha fueron 67. La letalidad por la enfermedad ha subido al 3.1 %.
«Los hospitales de Salamá, Sololá, Pedro de Bethancourt, Mazatenango, Roosevelt, Villa Nueva y Temporal de Escuintla están arriba del 100 % de ocupación con pacientes severos», dijo la ministra de Salud, Amelia Flores, en una conferencia de prensa la semana pasada.
El país ha tenido serias dificultades para seguir con las vacunaciones. Apenas se han administrado 957,886 vacunas hasta este 2 de julio y el contrato con Rusia para adquirir 16 millones de dosis del fármaco Sputnik V ha provocado todo un terremoto político.
Congresistas intentaron la semana pasada hacer avanzar una votación en el Parlamento para destituir a la ministra Flores por su mal manejo de la pandemia. La propuesta se quedó corta de votos, pero también hubo llamados a someter a la funcionaria a una interpelación.