La actriz israelí Gal Gadot, quien interpretó a la heroína Mujer Maravilla, publicó en su cuenta su firme apoyo a Israel desde el 7 de octubre, día en que combatientes del grupo islamista palestino mataron en territorio israelí a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron a 240 rehenes.
«Yo estoy al lado de Israel, tú también deberías estar», escribió Gadot para sus 109 millones de seguidores. Desde entonces ha publicado o compartido regularmente contenido para exigir el retorno de los civiles en manos de Hamás, ganando la aprobación de unos y la ira de otros.
«Estoy sumamente decepcionado con tu postura a favor del genocidio del pueblo palestino», reaccionó un internauta entre cientos de críticas similares.
En represalia por el ataque de Hamás, Israel ha bombardeado la Franja de Gaza y el 27 de octubre lanzó una ofensiva terrestre, dejando cerca de 16.000 muertos, 70% de ellos mujeres y niños, según el gobierno de Hamás en el territorio palestino.
La cuenta de Instagram de la modelo estadounidense de origen palestino Gigi Hadid adoptó un tono menos «fashion» y más preocupado por «el maltrato sistémico del pueblo palestino por parte del gobierno de Israel».
«Simplemente acepta que tu familia está del lado equivocado de la humanidad», le respondió Hadid a un internauta proisraelí.
Estas reacciones son fuertes en Instagram, donde la visibilidad de las publicaciones está reforzada por la «reputación» de su autor y por la «intensidad afectiva», apunta Camille Alloing, profesora de comunicación de la Universidad de Quebec, en Canadá.
Las estrellas, que son muy conocidas y generan fuertes sentimientos de adhesión o rechazo, son grandes catalizadores de emociones, sobre todo al abordar temas divisivos.
Mucho antes de que existieran las redes sociales, el boxeador Mohamed Alí, la actriz Jane Fonda o el cantante Bob Dylan fueron también adulados y odiados por su oposición a la guerra de Vietnam.
Más recientemente, Ben Stiller, Angelina Jolie y Sean Penn apoyaron a Ucrania y visitaron al país, con el apoyo de una mayoría de sus seguidores en los países occidentales, donde Kiev tiene amplio respaldo.