Una vieja lesión en la rodilla casi acaba con la ilusión de Jessica Hernández de competir en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. En su etapa corta de preparación se volvió a resentir, pero se sobrepuso a esa adversidad y ahora luce orgullosa con un bronce que tiene mucho valor para El Salvador.
La gimnasia está en la vida de esta atleta desde que estaba por cumplir cuatro años de edad. Se extendió hasta los 14 y luego también incursionó en el bádminton. Pero en el 2018 los entrenadores nacionales y otros extranjeros supieron que su talento era sobre el trampolín, ese al que le dedicó muchas horas de diversión, en su momento.
Jessica está por cumplir 18 años y en San Salvador 2023 se colgó una medalla de bronce que cataloga de inesperada, porque al competir con otras atletas de mayor rodaje, su objetivo era clasificar a la ronda final y lo logró. Eso la dejaba satisfecha, pero la mala fortuna de una mexicana que cayó del trampolín durante su rutina y el destino, le tenía una presea para su palmarés en esta disciplina que era de las novedades en la justa que se realizó en la capital salvadoreña.
Conocido el talento que ya había demostrado sobre el trampolín, los entrenadores la llegaron a reclutar cuando estaba en squash. Empezó la etapa de preparación y tuvo un corto tiempo para afinar su rutina y lograr elementos nuevos para incluirlos en ella.
«Comencé en trampolín en septiembre del año pasado, pero de decir entrenamientos fuertes solo un mes en Panamá, en octubre, y de mayo a junio antes de los Juegos», dijo Hernández sobre su etapa de preparación. A esto también agregó que una de las dificultades fue que en el país no habían los trampolines que necesitaba, pero en la labor titánica que hizo la organización de esta justa deportiva, las piezas llegaron justo el día que comenzaban las pruebas.
Llegó ese esperado día, en el que entraba a la acción. Al ser su primera competencia grande de corte internacional, los nervios la atraparon, pero no evitaron que consiguiera un buen saldo.
«En la mañana sí estaba nerviosa, porque lo único que tenía que hacer era clasificar entre las primeras. Logré entrar cuarta y en la tarde estaba de los más tranquila, solo calenté como 25 minutos (de 40 oficiales). Cuando me subí al trampolín, ya hicimos los que teníamos que hacer», recordó Jessice Hernández, quien se echó a llorar cuando una atleta azteca tuvo problemas en su segunda rutina y eso le dejó el camino libre a la cuscatleca para quedarse con el tercer lugar del podio.
Ahora se siente satisfecha por lo que logró porque fue «una medalla inesperada, pero bienvenida». Eso la ha motivado a dejar de lado el squash y quedarse de lleno en la gimnasia de trampolín. A sus 17 años tiene un buen futuro por delante y promete dar más satisfacciones al país.