En estos días se ha conocido que el nombre de El Salvador alcanzará las estrellas gracias a Frank Rubio, un astronauta de origen salvadoreño quien viajará a La Luna en 2024, en el programa Artemis de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA). Con esto, Rubio pone en alto a El Salvador en un campo donde muy pocos países pueden darse el lujo de decir que han plasmado sus nombres.
Pero este éxito no cayó de las nubes y así lo explica Myrna Argueta, madre de Frank y quien reside en el departamento de La Unión. Desde la comodidad de su hogar, Myrna asegura que la noticia de la selección de su hijo por la NASA la tomó por sorpresa y le ha dejado una enorme alegría y un orgullo del tamaño del universo.
«A mí siempre me sorprende mi hijo porque yo hace mucho que dejé de ver noticias, por lo de la pandemia. Una amiga mía fue la que me mandó la noticia y me sentí feliz, contenta, halagada, dándole gracias a Dios. Esto no pasa todos los días ni a todas las personas. Es una bendición directa de Dios», asegura.
Myrna también dice que se ha sorprendido por la forma en cómo el pueblo salvadoreño ha celebrado el éxito de su hijo y reitera su agradecimiento al Creador por esta bendición. «Dios le ha permitido todo esto. Estoy agradecida con el pueblo salvadoreño que lo ha apoyado tanto, tanto. Me siento contenta, bendecida. Primeramente, Dios que todo salga bien», comenta.
LEA TAMBIÉN: El salvadoreño, Frank Rubio, viajará a la Luna en una misión de la NASA

«Nosotros somos una familia normal, no somos millonarios ni ricos. Dios le ha dado sabiduría para hacer todo esto. Yo pienso que él supo aprovechar las oportunidades porque yo me sacrifiqué mucho para que él estudiara, tuviera una educación de primera y él ha sabido aprovechar las oportunidades que le ha dado el Gobierno de Estados Unidos», agrega.
Para Myrna, el aspecto clave del éxito de su hijo ha sido su carácter perseverante y la dedicación que le ha dado a prepararse y educarse constantemente. «Él ha sido muy dedicado a sus estudios, a su trabajo, todo lo que hace lo hace con un sello de excelencia. Le pido a Dios que siga igual porque me imagino yo que ir a la luna no es solamente para experimentar. Imagino que va a haber algo más para la humanidad. Si Dios le ha dado esa oportunidad que aproveche para traernos buenas nuevas», señala.
«Cuando le dijeron que iba a haber una oportunidad en la NASA él no lo dudó y probó siempre estudiando mucho y preparándose mucho. El aprendizaje para él ha sido su vida, aprender, aprender y aprender», agrega.
Myrna viajó a Estados Unidos a sus 12 años gracias a una visa de estudiante. A partir de ese momento, ella se dedicó a trabajar y a estudiar para salir adelante y, para ella, ese ejemplo fue clave en la formación de su hijo Frank. «Él vio el esfuerzo y le sirvió de ejemplo y de guía. Yo siempre le dije que la palabra “No puedo” debe borrársela de la mente», comenta.
«Voy a esperar hoy en la tarde a hablar con él pues para que me cuente. Me gustaría escuchar cómo están las cosas, cuándo es que se va a ir para La Luna. Siempre le digo que lo amo, él sabe que yo lo amo mucho. El nació el 11 de diciembre, ya dentro de poco va a cumplir años y casi siempre él me da un regalo, así como una sorpresa. Dios me lo dio como regalo de Navidad», señala de forma entrañable.