Barba plateada, sombrero, bastón y traje elegante. Encarnado en el cuerpo de un exprofesor estadounidense, la mímesis de Charles Darwin recorre Galápagos casi 200 años después de que el naturalista inglés visitara el archipiélago que inspiró su teoría sobre la evolución de las especies.
El intenso calor de las islas ecuatorianas no detiene a Kenneth Noll, un jubilado profesor de microbiología que se obsesionó con Darwin y ahora luce un pesado traje de pantalón, chaleco y chaqueta, al estilo de un caballero inglés del siglo XIX.
La barba frondosa es falsa. «Mi esposa no toleraría esto en realidad», dice en inglés y entre risas el científico de 66 años, durante su paso por Galápagos.
Profesor emérito de la Universidad de Connecticut, Noll le dedicó 32 años de su vida a la microbiología y luego a la divulgación científica, explica en conversación con la AFP.
Hace ocho años se metió en la piel de Darwin, cuando un colega le sugirió imitarlo en un evento académico. La actuación no fue un problema pues tenía experiencia en teatro comunitario.
«Perfeccioné mi acento británico y mis conocimientos sobre Charles Darwin, y eso fue el comienzo», sostiene.
La ruta del Beagle
El objetivo de Noll es transmitir el legado de su mentor, que a sus 26 años quedó fascinado por la manera en que los pinzones de Galápagos habían adaptado sus picos para conseguir alimento en condiciones adversas.
Darwin «no necesariamente intentaba ser un comunicador científico, pero todos sus libros estaban dirigidos al público en general (…) Creo que apreciaría lo que estoy tratando de hacer y espero no faltarle el respeto», explica.
Noll construyó una réplica del estudio de Darwin en el sótano de su casa. También visitó la morada en la que el biólogo inglés escribió «El origen de las especies».
Y fue por más. Hace dos años empezó a planear su visita a Galápagos, un archipiélago de flora y fauna únicas en el mundo, ubicado a 1.000 kilómetros frente a la costa de Ecuador.
¿El plan? Seguir los pasos del naturalista que llegó a las islas en 1835 a bordo del HMS Beagle. Noll no se mueve en el antiguo barco de la Marina británica, pero va de una isla a otra en un crucero de la empresa Quasar Expeditions, que le ayudó a cumplir su sueño.
La firma «auspició parcialmente el viaje al señor Noll a cambio de su tiempo y dedicación con esas fotos y videos», que serán usadas para promocionar viajes a las islas, comentó a la AFP Fernando Diez, director de marketing de Quasar.
Sombrero y bastón en mano, el microbiólogo llegó hasta la isla Santa Cruz, donde está la estación científica Charles Darwin, propiedad de la fundación del mismo nombre. Allí posó junto a una estatua del inglés en versión más joven.
Experiencia «inmersiva»
Fiel a su personaje, Noll lleva un pequeño diario de viaje en el que anota sus impresiones mientras observa réplicas de antiguos mapas y ejemplares preservados de cucuves, un tipo de ave endémica de las islas.
«Ha sido una experiencia muy inmersiva», comenta Noll, quien para cada presentación indaga en los escritos de Darwin y procura usar sus mismas palabras.
Este microbiólogo, que suele hacer presentaciones en colegios, universidades y hasta iglesias, señala que ir tras los pasos de Darwin «es importante (…) para entenderlo mejor».
De pie sobre rocas volcánicas, junto a piqueros de patas azules e iguanas marinas, Noll se siente más cerca del científico inglés.
Este viaje «es muy significativo para mí y me da una base más sólida para entender todo lo que él escribió y lo que la gente ha dicho sobre él», agrega.
En las calles de Puerto Ayora (capital de Santa Cruz) turistas con bañador y sandalias le piden fotografías a Noll, quien también suele imitar al escritor inglés Charles Dickens.
«Me gusta hacer feliz a la gente y creo que lo estoy logrando», comenta.