«Al mundial no vamos, pero a México le ganamos» es ya una consigna obsoleta en el vocablo y las pancartas de la hinchada cuscatleca. Anoche, México le pegó 0-2 a El Salvador, pero dio un repaso sobre una Selecta aturdida y que lució en pañales ante el oficio de los hombres de Gerardo «el Tata» Martino.
Como lo hicieron en las eliminatorias de 2012 (1-2) y 2016 (1-3), anoche, los charros volvieron a salir vivos y con tres puntos en el bolsillo del Cuscatlán. La derrota es un batazo para la afición que ve como la última victoria, 2-1, cosechada en 2009 se añeja.
Anoche, la hinchada Azul con fe bautismal llenó hasta las banderas las butacas y las gradas del Coloso de Monserrat, pero sobre el césped, la Selecta afrontó el partido en «chanclas» y se vio como equipo de párvulos frente a un México sobrado, desafiante y con post de capataz absoluto aún territorio ajeno.
Sirvió de poco que El Salvador tuviera cerca de 30 mil gargantas alentado desde las gradas porque abajo, en el campo de las acciones, los pupilos de Hugo Pérez hicieron un partido engorroso, jugaron en cámara lenta y nunca le encontraron la vuelta a un «Tri» que les asfixió de entrada, les robó la pelota, les apiló en su reducto y fue amo y señor del juego a lo largo del primer acto.
Sin Eriq Zavaleta ni Ronald Rodríguez en plan de centinelas en la zaga, pero sobre todo sin Narciso Orellana para que tocara la corneta de conquista en la zona ancha los aztecas tuvieron fácil la ruta hacia la puerta de Mario González.
A los charros les bastó con imponer presión alta, poner grilletes sobre el jugador rival con la pelota y eso les permitió controlar el juego e impedir que Marvin Monterroza o Enrico Dueñas frotaran la lampara y regalaran alguna luz de esperanza.
México con triangulaciones en marca y trazo largo para sortear cualquier apuro dejaron claro de entrada que el balón e incluso la segunda pelota sería de ellos y que el esfuerzo más temprano que tarde se transformaría en gol.
Antes que Héctor Moreno abriera la lata al minuto 30 y silenciara al Cuscatlán, Jesús Corona había quemado los guantes a Mario, Osvaldo Rodríguez había tenido una clara de cabeza y también Irving el «Chucky» Lozano probó después de pillar fuera de base Alex Larín.
En ese lapso la única replica en ofensiva de El Salvador fue un remate de Larín que solo sirvió para recordar que Memo Ochoa estaba bajo los tres palos de los mexicanos. En el complemento la Azul recibió la expulsión tempranera de Jacobo, y aunque mostró una leve mejoría, su fútbol no le dio ni siquiera para el tanto del honor. Raúl Jiménez de penalti hizo el 0-2 definitivo.