Fingir una amenaza, un secuestro, un accidente o incluso decir que salió de compras son las coartadas que algunos feminicidas han utilizado para intentar burlar a la justicia. Sin embargo, las autoridades han desvirtuado todas estas mentiras hasta inculparlos.
«Se cayó de las gradas», «dijo que iría a comprar insumos para la clínica y ya no regresó», «unos hombres armados se llevaron a mi esposa», «cuando regresé ya no estaba y encontré esta nota de amenaza», estos son discursos con los cuales algunos feminicidas han intentado desviar la atención de las autoridades para no ser los sospechosos. Sin embargo, la mayoría de las mentiras ha logrado ser desvirtuada y los implicados han sido llevados ante la justicia.
Rosa María Bonilla Vega, Karla Turcios, Flor García y Rubia Verónica Henríquez Madrid son algunas de las víctimas que fueron asesinadas brutalmente por sus esposos, quienes además intentaron burlarse de las autoridades al mentir sobre los crímenes.
Esposo hizo creer que pareja murió al caer de gradas
Uno de los casos más emblemáticos fue el feminicidio de la doctora Rosa María Bonilla Vega, quien fue asesinada por su esposo, Denis Edenilson Suárez Mejía, el 23 de enero de 2018 en su vivienda en la colonia Bariloche, en Santa Ana.
Las investigaciones fiscales determinaron que Suárez vapuleó a la víctima, la llevó a un hospital y le aseguró al personal médico que ella se había caído de las gradas. Sin embargo, el diagnóstico determinó que las lesiones de la víctima no eran producto de un accidente sino de estrangulamiento.
La Fiscalía determinó que el hombre regresó a la casa para alterar la escena y, así, borrar las evidencias que lo incriminaban. Al hijo le dijo que su madre había tenido un accidente y por eso estaba hospitalizada.
Suárez Mejía fue capturado el mismo día que cometió el crimen. Las investigaciones determinaron que el feminicida mantenía violencia psicológica y económica contra la doctora. En marzo de 2019, Suárez fue condenado a 50 años por el feminicidio de su esposa; además fue penado a pagar $20,882 a la familia de la víctima en concepto de responsabilidad civil.
Asesina a periodista y finge una amenaza
«Soy inocente, amaba a mi esposa, Karla fue mi vida y lo que me ha quedado es Marito y jamás haría algo para quitarle a su mamá», fue la mentira de Mario Huezo, quien asesinó a su compañera de vida, Karla Turcios.
La víctima fue asesinada el 14 de abril de 2018. Este utilizó como coartada que la desaparición y muerte de su esposa era por una amenaza. Huezo, al interponer la denuncia, entregó una nota que supuestamente había encontrado en su vivienda que decía «Adiós a su hija lic. p-rro».
Las autoridades establecieron que Huezo mantuvo actitudes sospechosas e insistió en la amenaza. El exfiscal Douglas Meléndez dijo que otro acto que provocó duda fue «cuando él se presentó a la morgue en Santa Ana. Estando ahí, le piden el DUI. Él, con una actividad nerviosa, y cuando se empieza a sacar el DUI, se mete la mano a la bolsa, se le cae un papel doblado en ocho partes», dijo Meléndez.
El funcionario explicó que era una segunda nota anónima similar a la que ya le había entregado a la PNC, con la diferencia de que esta tenía una letra más.
Huezo fue condenado a 50 años de prisión por el feminicidio en enero del año pasado. Las investigaciones determinaron que Turcios y Huezo estuvieron juntos durante la mañana del día del feminicidio, contrario a la versión del implicado, quien afirmó que él había salido de la casa para dejarla descansar, pues ella se había desvelado trabajando.
Gracias a las cámaras de seguridad, se logró determinar que Huezo trasladó el cadáver de su esposa hasta Santa Rosa Guachipilín, en Metapán, y siete kilómetros después tiró el celular de la víctima.
Desapareció cuando fue por «insumos para la clínica»
Flor García fue asesinada por su esposo, Joel Valle, en marzo pasado y enterró los restos de la víctima en un predio en el kilómetro 32 de la carretera Panamericana, en Cojutepeque, Cuscatlán.
García fue reportada como desaparecida después de haber salido de su casa en Cojutepeque, Cuscatlán, hacia San Salvador. En ese momento, su pareja supuestamente «estaba durmiendo», pero en su declaración sostuvo que «la vio salir», así se contradijo ante la Policía.
A los 101 días de haber reportado la desaparición, las autoridades localizaron a la víctima.
Las autoridades dijeron que la coartada de Valle siempre fue no llamar la atención para no convertirse en sospechoso, pese a mostrar en público en todo momento una conducta serena.
Cuando reportó la desaparición dijo que ella había salido a comprar insumos médicos para la clínica, en la que ambos trabajaban. «El detalle es que ella salió cuando yo todavía estaba dormido a las 6:30, yo suelo levantarme a las 7 y ella una noche antes [Flor] estuvo escogiendo qué ropa ponerse, por esa razón no le he podido decir a las autoridades cuál es la ropa con la que andaba.
Usualmente, salía en pantalón o en vestido, pero cuando usaba el pantalón llevaba un tipo de zapatos y esos zapatos están en la casa. Tal vez iba en vestido», detalló Valle a los medios de comunicación en su momento.
Feminicida simuló secuestro para desviar atención
Llamar al 911 de la Policía para pedir ayuda porque a su pareja, Rubia Verónica Henríquez Madrid, de 39 años, la habían secuestrado hombres armados fue el testimonio de Manuel Antonio Berríos, pero ahora está acusado de feminicidio.
Henríquez Madrid fue asesinada el 5 de noviembre por su compañero de vida en el kilómetro 34 de la autopista hacia Comalapa. En un primer momento, Berríos solicitó ayuda por el supuesto secuestro, dijo que había logrado escapar y salvaguardarse.
De acuerdo con Berríos, la mujer fue atacada por los hombres al bajarse de un bus, quienes le dispararon y lanzaron su cuerpo en la canaleta. Sin embargo, ese mismo día, la Policía detuvo en flagrancia a Berríos, quien confesó que él asesinó a su compañera de vida.