El Centro Cultural de España exhibe la tercera edición de «Invernadero: arte, política y experimento».
La muestra tuvo como punto de partida el concepto de la frontera donde ocho artistas (Andrea Bran, Franka Vaquerano, Gabriela Novoa, Lissania Zelaya, Miguel Rubio, Paola Alegría, Sara Hernández y Tomo Kobayashi) tuvieron un proceso de reflexión y diálogo.
De acuerdo con Leticia Macua, del Centro Cultural de España, para la exhibición de recurrió al arte contemporáneo como herramienta para reflexionar sobre la realidad. «Se llama invernadero porque es un lugar que está en crecimiento y se cultivan las ideas y reflexiones. Todo ha sido un proceso reflexivo, aunque se vean obras terminadas. El proceso de las obras inició en agosto 2023. Cada año es un concepto diferente», dijo.
Para avanzar en las piezas se desarrollaron seminarios y encuentros con especialistas en el arte tanto nacional e internacional, lo que motivó a los ocho expositores.
Las piezas
«Punto de fusión» es una de las primeras instalaciones que se observan. Está formada por tres líneas de cerámicas que convergen formando un trifinio imaginario. En la primera línea se colocaron piezas con la técnica de bruñido latinoamericano, en la segunda esmaltadas y la tercera es una serie en progreso llamado «wa», que yuxtaponen técnicas de varias culturas.
Las cerámicas están colocadas en el piso y se puede caminar a su lado o en medio de ellas para observarlas desde diversas perspectivas. «Tuve que pensar qué es frontera para mí. Soy japonesa, estudié en Estados Unidos y vivo en El Salvador. Por la diversidad de culturas defino frontera como el aprender algo nuevo», detalló Tomo Kobayashi.
Junto a su propuesta se encuentra «La comunidad del compost», obra de Gabriela Novoa, donde ha recrear la percepción de resiliencia utilizando el lenguaje de la metáfora y la belleza para compararlo con el ser humano utilizando orquídeas.
Ha deseado expresar que en la vida todas las especies pasan por duras experiencias que les causan heridas, y a partir de ahí Novoa se enfoca en cómo la naturaleza transforma esa herida en vida. Además, habla de multiespecies porque rompe la frontera entre la especie humana y la botánica, siempre utilizando orquídeas.
«Otro punto que ella aborda (Gabriela) es que en “La comunidad del compost” no existen papeles y se ve en unos documentos dibujando en ellos plantas», indicó Andrea Bran.
En otra esquina del sala de la exposición se encuentra «Hijxs del compost» que son elementos bordados con hilo de algodón y orquídeas para tener una idea más visual de que no es necesario tener un orden.
Siguiendo con el recorrido se encuentra la instalación «Muda-(T)erritorio», de Franka Vaquerano, donde se combinan medias y fotografías, que se complementan con un video donde se observa la muda de piel humana. «Para Vaquerano, la piel es la primera frontera que encontró y examina el tema de las vivencias que ha tenido con respecto al color de piel. Las frases que tiene en una de las fotografías es que le decían cuando estaba niña», indicó Miguel Rubio.
«Mi nombre es el recuerdo», de Sara Hernández, aborda los feminicidios. El nombre de su pieza es para enfatizar en que los nombres de las víctimas persisten en el tiempo.
Hernández recurrió a una instalación textil con 40 lienzos blancos bordados con rojo. Debajo de cada retazo hay flores naturales «que se mantienen vivas y transformándose». Además, hay un poema cuestiona sobre la violencia de género en la frontera.
¿Quién me abraza?
Un video de Andrea Brand, «Humana», propone tomar conciencia sobre cómo son los territorios en los que transita a diario y cómo se definen físicamente las fronteras.
«Es un videoarte y videoinstalación con una composición coreográfica desde ballet contemporáneo. Lo que busca esta pieza es ir a hacia dentro, es decir, las fronteras son ir a un plano inconsciente y metafísico para tomar conciencia de cambiar este entorno», explicó Bran.
El video tiene cinco escenas, territorios y movimientos. Los territorios de no van de manera lineal, sino cíclica. Se unen y se rompen. Bran espera que los visitantes se cuestionen qué significa ser humano, cuáles son sus límites, dónde debería haber frontera, dónde no y por qué.
«Mecanismos de bienvenida», de Paola Alegría, abordar la transición de la juventud a la adultez, donde se empieza a buscar empleo y la sociedad exige. «Ella recolectó una serie de ofertas de empleo donde plasma el proceso que lleva obtener uno», dijo Miguel Rubio.
La última obra de la exposición es «¿Quién me abraza?», un trabajo conjunto de Lissania Zelaya y Miguel Rubio, donde el tema principal es la figura de la madre y la frontera que existe entre ellas y los hijos.
«Cuando una mujer comienza a ser mamá automática, como ser humano, como individuo, desaparece, y comienza con los roles de mamá. Se ha tomado la figura de la virgen y hemos colocado rostros de una mamá con inteligencia artificial tratando de traspasar esa frontera entre lo sagrado y lo humano […] y como la madre es un ser humano a la imagen de la virgen se la colocado el rostro», detalló Rubio
La otra pieza que complementa es una manta que se encuentra al centro de la exposición que fue elaborado con crochet. Para esta se usaron tiras de ropa que Zelaya utilizó en su adolescente.
La pieza representa las experiencias traumáticas de violencia que se pueden vivir en la niñez o adolescencia y que obligan a buscar refugio en casa.
La manta, que va al centro y alrededor las imágenes de la virgen con rostros humanos, se interpreta como un abrazo.