De pequeña jugaba a ser periodista y reportera, teniendo desde ese momento muy bien enfocado su objetivo: convertirse en periodista y comunicadora. Ahora, se ha convertido en uno de los rostros más reconocidos del periodismo en la televisión salvadoreña, además de ser una de las locutoras de radio más queridas y en una cantante con un estilo bastante propio.
Ella es Brenda Vásquez, periodista y presentadora de Grupo Megavisión y locutora en radio Superestrella. Además, aparte de su carrera en medios de comunicación, Brenda también es reconocida por su talento musical y por el carisma con el que interactúa con los usuarios de redes sociales, pese a que no se considera una «influencer».
Su historia comenzó en un canal local en Santa Ana y, desde ahí, ha construido su carrera con paciencia, esfuerzo y dedicación hasta llegar a ser una figura relevante en los principales canales de televisión de El Salvador. Para esta bella y talentosa joven no hay fórmulas mágicas, solo la gracia de Dios en su vida y el fruto de la disciplina con la que ha buscado abrirse espacio con base a sus habilidades y conocimientos.
Comenzamos por lo básico, ¿quién es Brenda Vásquez, cómo te definís a vos misma?
Muchos pueden pensar que soy una persona seria, pero es todo lo contrario. Llevo una niña por dentro y nunca va a salir de mí. Me considero una mujer muy trabajadora. Me considero una mujer que está enamorada de la vida, que disfruta de los pequeños detalles, a quien le gusta esforzarse para lograr algo.
¿Cómo nació tu interés por el periodismo y los medios de comunicación?
Nació a mis seis años. Estaba sentadita en el sofá de mi casa viendo las noticias, porque mi mamá nunca se las perdía y me encantaba ver a la presentadora a las 12 del mediodía. Quería ser como ella, así que tomaba una mesita de madera, la colocaba frente al televisor y copiaba las notas que presentaba la conductora y, cuando la nota estaba al aire, yo la presentaba: «¡Hola, buenos días! Soy Brenda Vásquez…» y comenzaba a presentar la noticia.
Así fui creciendo y jugando a que presentaba un noticiero o a que estaba en una cabina radio. Lo traía desde chiquita, yo sabía que quería ser comunicadora y, gracias a Dios, lo logré.
¿Cómo fueron tus primeros pasos en los medios de comunicación?
A los 12 años comencé en una radio cristiana, en Santa Ana. Conocí a alguien que vio potencial en mí, me llevó a la radio y ahí comencé. A los 18 años comencé a trabajar en un canal local siempre en Santa Ana, en un noticiero. Comencé a reportear y a presentar noticias. Pasé dos años y medio en ese lugar.
Pero, a mis 21 años, me sentía fracasada. Quería crecer y salir adelante. Desde pequeña siempre soñé con un medio en específico. Esa era mi meta. Una noche antes había tenido un sueño: llegaba a una sala donde me recibía una persona de ciertas características. Recibía mi hoja de vida y me decía que me iba a tomar en cuenta.
A la mañana siguiente de ese sueño tomé camino a San Salvador a las 5 de la mañana con toda la actitud. Llegué a un medio de comunicación, entregué mi hoja de vida a una persona en recepción, pero la tomó y la tiró a la basura. Yo estaba indignada, pero seguí adelante. Agarré camino, llegué a otro medio de comunicación que tiene varios noticieros y pregunté por el jefe de prensa o el director. La recepcionista recibió mi hoja de vida y una semana después me estaban llamando. Me dijeron que llegara y practicara. Al conocer a la persona que me recibió era justamente la del sueño que tuve. Así fue como comencé en los grandes medios de comunicación.
Se conoce muy poco sobre cómo se desarrollan los medios locales, pero existen y son una realidad. ¿Cómo fue tu experiencia cuando trabajaste en uno de ellos?
Al principio no me pagaban. Después, me daban una remuneración económica de $80 mensuales y me decían que tenía que ser agradecida porque ellos me estaban dando pantalla. Decidí tomarlo como una escuela en la que podría prepararme para alcanzar mis sueños.
Mi inicio fue difícil. En el canal local entraba a las 8 de la mañana y continuaba estudiando. En algún momento dejé de estudiar para seguir trabajando y buscaba publicidad para el canal a cambio de un porcentaje de comisión. Estuve dos años y medio hasta cuando me dije que podía dar el salto a un medio más grande.
En el periodismo local faltan muchas cosas. Falta garra y olfato periodístico. Tampoco hay espacio para crecer y desarrollar el olfato periodístico para llevar un tema de interés nacional a lo que pueda afectar localmente. Tampoco hay personas que te enseñen a manejar un periodismo de investigación o que te puedan guiar a un periodismo más profundo.
Ya cuando llegaste a los grandes medios de comunicación, ¿cómo fue tu experiencia?
Mi meta era TCS y lo logré. Para mí, TCS fue un reto. Me llamaron a una entrevista en 2013, cuando murió Hugo Chávez. Era un día domingo y llegué a las 7 de la noche, pero me dijeron que por la muerte de Hugo Chávez me atenderían hasta el siguiente domingo. Regresé, hice una prueba y pasé un mes y medio haciendo pruebas junto a gente de otros medios con más experiencia. Al final, deciden escogerme, me dieron la oportunidad y así comencé.
Llegué a un canal grande a plaza de jefatura. Ni siquiera sabía porqué plaza estaba compitiendo. Cuando firmé contrato, me dijeron que la plaza era de «Productor Asociado». Había personas con más años de estar ahí. Llegué de 22 años y había gente que me decía «pueblerina» y cuestionaban que un canal local no era experiencia para estar ahí. Por eso, cuando alguien de un canal local me escribe para contarme su experiencia, los animo a seguir.
Tenés una historia de perseverancia. ¿Cuál crees que ha sido la clave para que pudiera establecer tu carrera en los medios de comunicación?
Mi experiencia fue que nada me llegó. Algunas personas tienen la suerte o la dicha que las oportunidades les llegan a la puerta de su casa. A mí nunca me ayudaron. Siempre me tocó buscar y tocar puertas. Creo que es gratificante el haber hecho todo este proceso, el haber pasado por todo esto, porque al final uno se queda con la satisfacción de que nadie de ayudó, sino que uno lo busco. Pero eso dejar un mensaje: hay que lograr los sueños, pero hay que esforzarse. Lastimosamente, ahora nos encanta soñar en grande, pero que nos entreguen las cosas en bandeja de plata. La vida es de retos y desafíos.
En todos tus años como periodista, ¿qué dificultades has enfrentado?
He tenido varias dificultades. Una de ellas es salir a la calle. Estamos en una situación de violencia muy peligrosa y delicada. Uno sale y no sabe si va a regresar y no solamente en el tema de seguridad, sino también por accidentes de tránsito u otras circunstancias. El periodismo es sacrificado. No tiene hora de entrada o de salida. Eso lo aprendí muchísimo. Me recuerdo cuando fui a mi primer operativo. El corazón me palpitaba y yo sentía que me iba a morir o que la Policía se iba a agarrar a tiros con los delincuentes… en fin, tantas cosas. Los policías se reían y me decían que me tranquilizara, pero, al final, todo lo fui disfrutando y aprendiendo. ¿Es sacrificado el periodismo? Sí, pero vale la pena.
¿Cuál ha sido la cobertura o los temas que más te han desafiado en tu carrera como periodista?
Sinceramente a mí no me gustaba la política. Mi jefe me decía que tenía que saber de todo. Yo detestaba la política, no me gustaban esos temas. Al final, me tocó aprender y, ahora, me pongo a pensar en todo lo que estuve desperdiciando porque, realmente, es rico saber e indagar. Ahora, ya veo las cosas de manera diferente, pero a mis 22 años veía las cosas de manera diferente. Ahora disfruto todo, aunque siempre hay notas que no me gustan, pero es mi tarea hacerlo, decir lo que está sucediendo.
¿Considerás que se valora lo suficiente el papel de la mujer en el periodismo en El Salvador?
Las cosas han cambiado. Considero que sí. Las periodistas ahora tienen un papel protagónico. Hay mujeres en los medios de comunicación no solo porque sean guapas, sino porque tienen intelecto y capacidad, porque tienen olfato periodístico. Las mujeres han tomado un poco más de protagonismo en el ámbito.
¿Crees que tu carrera, y la de tus colegas mujeres, ha ayudado a abrir más espacios para la mujer en el periodismo?
Sí, realmente sí. He tenido la oportunidad de recibir mensajes de chicas que me dicen que están en un canal local y que se animan al verme en pantalla. Siempre las animo a seguir adelante. Yo empecé en un canal local en Santa Ana y, ahora, aquí estoy. Con esfuerzo y con dedicación, todo se puede lograr. Uno puede llegar a ser un ícono, una persona ejemplo para otros.
Pero, no te considerás una influencer…
¡No, no soy una influencer! (Sonríe) Bueno, al menos no en el término en como se usa en redes sociales actualmente. Creo que uno puede ser influencia positiva en redes sociales al inspirar a otros a caminar en integridad, a caminar con valores, con principios, a tener empatía con los demás. Eso sería algo positivo.
Aparte del periodismo, también se te conoce por la música…
Yo nunca me imaginé que algo que me gustara tanto me iba a poder dar de comer. Renuncié a TCS en el 2017. Las jornadas eran largas y estaba cansada, agotada. Un día salí llorando de trabajar y estaba agotada. Tomé la decisión de renunciar. Regresé después a entretenimiento, pero no era lo que yo quería. Retomé mis estudios y volví a renunciar. Pero las cuentas no se pagan solas. Cuando vi que había tanto que pagar, entendí que necesitaba a hacer algo.
Comencé a trabajar en radio, pero un docente de la universidad me dijo que le habían comentado que yo contaba. Él llevaba cantantes a restaurantes y me ofreció la oportunidad. Comencé a cantar en eventos y me encanta a hacer eso. Me fui dando a conocer musicalmente y, de la noche a la mañana, comencé a crecer en ese rubro.
¿Qué mensaje le darías a las mujeres salvadoreñas?
Mujeres, no se rindan, los sueños se hacen realidad. Se puede llegar a la meta. Podemos alcanzar todo lo que queramos, solo falta esforzarnos. Luchen por salir adelante, por lograr sus sueños, no importa la dificultad. No importa si son madres solteras, sus hijos pueden ser su motor. Soy hija única de una mamá soltera. Siempre fuimos mi mamá y yo y salimos adelante. Que tu bebé sea tu razón para luchar por un futuro mejor. Se puede salir adelante en este país. Vamos a poner todo en las manos de Dios y el resultado será magnífico.