En mayo de 2018, los diputados de la Asamblea Legislativa aprobaron la Ley Especial para la Regulación e Instalación de Salas Cuna para los Hijos de los Trabajadores, cuerpo normativo de 15 artículos que, entre otras cosas, obligaba a los sectores público y privado a crear espacios físicos para que los hijos de los empleados fueran cuidados en sus centros laborales.
Hasta junio de este año, la ley solo estuvo escrita en el decreto legislativo 20, pero nunca entró en vigor, ya que tuvo dos prórrogas para aplicarla, pues no existían las condiciones para su debida ejecución.
Los diputados de la nueva Asamblea acordaron derogarla a partir del 1.º de julio pasado, y que lo contenido en esa normativa se ampliara en la nueva Ley Crecer Juntos para la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia, con la creación de los Centros de Atención a la Primera Infancia (CAPI).
La ley de salas cuna definía que aquellas empresas o instituciones gubernamentales que tuvieran 100 empleados como mínimo estaban obligadas a generar espacios para el cuido, la protección y la instrucción de los hijos de los trabajadores.
En el caso de que no contaran con los espacios físicos, deberían contratar a agencias especializadas para el cuido de los infantes, sin que esto representara un costo para el trabajador. La misma ley hacía la observación de que, en caso de que alguna empresa o institución ya contara con política de sala cuna, no estaba exenta de cumplir la normativa.
El decreto aprobado establecía que entraría en vigor 24 meses (dos años) después de que se publicara en el «Diario Oficial»; sin embargo, en junio de 2020 la legislatura de entonces acordó prorrogar su entrada en vigor hasta el 1.º de enero de 2021. Llegada la nueva fecha, la normativa no entró en vigor, y en diciembre de 2021 la nueva legislatura también decidió prorrogarla hasta el 1.º de julio de 2022, fecha ya cumplida.
La bancada de Nuevas Ideas ha expresado que la ley de salas cuna siempre tuvo un enfoque adultocentrista y laboral, y no se priorizaba el desarrollo de cada niño. Se utilizó más el concepto de «guardería», en la que solo cuidarían a los niños y no se iba a priorizar su desarrollo y su formación.
Suecy Callejas, diputada cian y presidenta de la comisión de familia, recordó que en 2018 el enfoque de la ley de salas cuna fue laborista y patronal. «El Estado debe dar el ejemplo. Las instituciones tienen que ir progresivamente haciendo la transición entre Lepina [Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia] y Crecer Juntos. Esto requerirá un cambio en la cultura laboral», mencionó.
Agregó que la nueva Ley Crecer Juntos ofrece varios elementos que garantizarán la aplicación de la atención a los menores de edad.
«En ningún momento mencionaba [la ley de salas cunas] a los niños. Se aplazó su entrada en vigor varias veces. Sin embargo, en la Ley Crecer Juntos hay un apartado de Trabajo y Previsión Social», agregó.
Similar opinión manifestó el diputado Rodrigo Ayala, quien señaló que la propuesta de salas cuna no contempló el fin superior de los niños.
«Las salas cunas no contemplaban como el fin superior al ser humano, solo se veían desde un punto de vista laborista o empresarial. No se garantizaba que la estadía de los niños fuera integral, que hubiera estímulo temprano», aseguró.
Con la creación de los CAPI se dará un importante salto de calidad, ya que se brindará, por mandato de ley, una atención integral con profesionales de primera infancia que fomentarán las actividades lúdicas en la infancia.
La nueva Ley Crecer Juntos entrará en vigor el 1.º de enero de 2023, exceptuando lo referente a las salas cuna, y durante los meses previos se van a generar las condiciones necesarias para su ejecución.
La elaboración de la ley contó con diferentes expertos en el tema y se fortaleció con el análisis que los diputados hicieron en la etapa de discusión del dictamen favorable. Con esos insumos se incluyó la creación de los CAPI como lugares de resguardo, cuido, protección, bienestar y enseñanza.
El enfoque principal de la normativa es incluir a la primera infancia en el proceso de aprendizaje y formación de capacidades, garantizando que se inicie desde los primeros años de vida la formación lúdica y motriz, y que se puedan trasladar a las siguientes etapas del desarrollo.
