Forjó su carácter a golpe de cincel y almádana, Leonel «el Apache» Guevara, creció sin padre, y a los 15 años ya manejaba la cinta métrica y la cuchara como el más pintado de los albañiles. La necesidad le obligó a aprender ese oficio durante su adolescencia, y lo aparcó por tres lustros para mostrar sus dotes con el balón.
Nacido bajo el sol de Oriente, en San Alejo, La Unión, «el Apache» Guevara, creció bajo el cuido de su madre, que también hizo el papel de padre, y eso le obligó a trabajar desde muy temprano y a dejar la escuela, primero para ser albañil y luego futbolista profesional.
Como futbolista, Guevara, mostró sus dotes de guerrero inicialmente en la liga de plata, pero escaló a corta edad a la liga de privilegio consiguiendo vestir inicialmente la elástica «celeste» del Vista Hermosa, la anaranjada del Águila, y también los colores patrios de la selección mayor de El Salvador.
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Leonel se mostró como un «aguerrido» zaguero, eso y su larga cabellera lacia, le valieron para que la plana periodística deportiva le bautizarán «el Apache».
Años más tarde, después de recorrer varios equipos y aquejado por las lesiones, Guevara volvió a sus orígenes: la albañilería, ha eso y a hacer muebles de reciclaje se dedica hoy en día, Leonel «el Apache» Guevara.
Durante la pandemia de Covid-19, todo mundo se ha reinventado para sobrevivir ¿qué te ha tocado hacer para llevar la comida a la familia?
Fíjate que yo gracias a Dios desde que me retiré [del fútbol], allá por 2016 creo que fue, volví de nuevo a lo que hacía antes de jugar: la construcción y aprendí otros oficios. Así que solo los primeros dos meses pasé en la casa, y te voy a ser sincero al principio me asusté, y como te digo pasé como dos meses o mes y medio acá en la casa y no hacía nada, pero yo gracias a Dios he tenido la mentalidad de trabajar y ahorrar un poquito para poder sobre llevar las cosas.
¿Te gastaste los ahorros?
Sí, y gracias a Dios que yo tenía unas cosas que no las usaba, herramientas de trabajo y las vendí.
¿Qué te tocó vender?
Eran herramientas de un taller de llantería que tenía. Yo alquilaba un local para tener el taller, pero era demasiado caro y no se vendía. La gente prefería ir a San Miguel a comprar sus llantas y no comprarme a mí que se las daba en el mismo precio. Así que poco a poco me fui metiendo en el trabajo de construcción y de reciclaje. Cuando me encargan muebles los hago, se también encielar casas y todo los trabajos con tabla roca. Así que gracias a Dios después que pasaron esos primeros dos meses de pandemia me empezó a salir mucho trabajo. No he sufrido mucho lo de la pandemia.
Los muebles que haces son de llantas usadas ¿de dónde nace esa idea?
Prácticamente yo me hice reciclador por pura necesidad. El material que yo uso para hacer muebles la gente piensa que es desperdicio de llantas de cualquier taller y no. Yo voy a San Salvador a comprar ese material para hacer los muebles, las sillas, las mesas.
¿Quién te enseñó ese oficio?
La necesidad, al principio yo le decía a la gente que había aprendido en los Estados Unidos, que había visto a alguien allá, pero la realidad fue que un día, cuando tenía el taller de llantas, yo tenía como $5 dólares en la bolsa y no tenía nada ahorrado porque de ahí estaba pagando los gastos del taller y no podía dormir porque no tenía recursos. Así que puse a pensar que podía hacer de reciclaje, y como en ese tiempo tenía un montón de llantas en el taller me puse a buscar en internet y ahí empecé a sacar la idea de hacer muebles de llantas. Al principio hice unos muebles feos que no me servían, pero poco a poco fui metiéndome más hasta que aprendí. Ahora gracias a Dios sin intención de vana gloria los muebles que hago, aquí en el país, creo que nadie los hace. Incluso le vendí unos a un doctor y me dijo que porque no los patentaba. Mucha gente que me ha comprado se ha quedado impactada por la calidad del mueble, lo bonito que se ve y lo cómodo que es.
Leonel, cuando se está en la cúspide del fútbol profesional ¿se llega a pensar que uno puede dedicarse en el futuro a la construcción o hacer muebles reciclados? ¿pasa eso por la mente?
Te lo digo desde mi experiencia personal, yo conozco a muchos jugadores que creen y que piensan que el fútbol en nuestro país es para siempre. Ese es el error más grande que un futbolista en El Salvador puede cometer.
Nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo…
Fíjate que yo me creé solo con mi madre, no teníamos Papá. Yo no tenía donde dormir porque la casa era de bahareque, dormía en una hamaca porque no alcanzábamos para nada. Con eso te digo todo. Mi mamá luchó y luchó para criarnos, yo a los 10, 12 años empecé a trabajar en el monte: en hacer tareas, chapodar, hacer milpas, abonar, sembrar y todo eso. A los 15 años yo ya era un albañil, un maestro de obra y ya cobraba lo que cobra un albañil con experiencia. Cuando me adentré en el fútbol porque me encantaba, me encanta, trabajaba de 7 de la mañana a 4 de la tarde y a esa hora me iba a entrenar a un equipo de liga media de acá de San Alejo. Era el primero en llegar y el último que me venía. Yo sentía que tenía el talento para poder llegar lejos, talvez no tenía mucho talento con la pelota, pero la mentalidad fuerte que yo tenía no la tenía ninguno. Ya jugando profesionalmente sabes que es lo que hacía yo cuando viajaba a Estados Unidos con Águila, incluso estando con la selección, compraba una herramienta y me la traía y así me fui haciendo de mis cosas.
En cierta forma planeabas el futuro
A mí siempre me ha encantado trabajar, yo soy emprendedor y nunca me ha dado vergüenza, yo me retiré y del retiro a la albañilería, a la construcción, y la gente me veía sucio y se sorprendías y me decían: hey ¿vos sos el Apache Guevara que jugó en Águila? sí y que tiene les respondía. Lo que pasa es que la gente tiene otra percepción de lo que es un futbolista, pero es por lo que la mayoría de jugadores venden, y no dan su brazo a torcer que algún día van a volver donde empezaron si no tienen la capacidad de pensar en el camino.
La primera vez que te vi jugar fue en el Chaparrastique de Segunda División ¿fue tu primer equipo?
Hubo más, yo empecé a jugar en un equipo de liga media de San Alejo, se llama el Fuerte Veracruz, después de un solo, no pasé por Tercera División, me llevaron al Gerardo Barrios de Segunda División allá por 2001-2002 yo tenía como 17 o 16 años. De ahí fue que empecé a saltar de equipo en equipo. Ahí conocí al entrenador Ricardo Quintanilla, me preguntó si quería jugar en Primera División, hizo contactos y me mandó para el Dragón. Ahí deslumbré al profesor Mario Martínez, pero me quería dar el equivalente a 100 colones por partido, como estábamos con la transición del dólar, eran como 48 dólares al mes.
¿No aceptaste?
No, yo si algo tuve bien claro cuando empecé a jugar es que iba por la necesidad. Dije yo vengo aquí por sacar a mi madre adelante no por fama. Así que no dije nada, solo le dije al señor que me había mandado cuanto me pagaban y él me dijo que no estaba para eso. Él me asesoró hasta llegar a Vista Hermosa, hasta este día a ese señor le agradezco y lo vi como un padre porque él me aconsejó y todos los consejos que él me dio me ayudaron para que pudiera andar derecho en el fútbol y no me creyera lo que muchos se creen ahora. Yo tuve problemas con muchos compañeros por eso, porque a mí en buen salvadoreño me caían mal los jugadores que eran agrandados. Yo mejor andaba solo, el Toro Salamanca e Isaac Zelaya eran los que andaban con migo cuando estuve en Águila, esos eran con los que más me sentía bien porque eran igual que yo. Yo a pesar que salí a jugar en la Liga Mayor siempre vine a mi pueblo y fui el mismo.
No te agrandaste…
Fíjate que yo tengo una anécdota con un amigo que nos criamos juntos de infancia, con él íbamos a los ríos a pescar y a traer leña; y cuando yo salía a jugar y que solo me miraban en televisión y que casi no venía al pueblo, ya no me miraban igual. Ellos [amigos] a veces cuando yo terminaba la pretemporada y venía al pueblo iban al río y no me invitaban. Hasta que les dije que yo era el mismo «tonto» agarraron la onda. Yo no quería que nadie me viera mal en mi pueblo por agrandado. Que digan lo que quieran pero no que digan que soy agrandado, y por eso trataba de ayudar a todo mundo aquí.
Debutaste en la Liga Mayor en Vista Hermosa, y luego pasaste a Águila ¿jugar en Águila era tu sueño?
No tanto así, sabes que era lo que pasaba con migo es que yo siempre he querido estar cerca de mi familia, siempre he sido bien casero. Yo lo que veía era la opción de poder ir a entrenar allá y poder venir a dormir a mi casa todos los días. Eso era lo que yo buscaba. Yo veía a Águila como una gran oportunidad para hacer mi casa porque me pagaban bien.
¿Nunca te viste tentado por los vicios?
No, jamás. Gracias a Dios que jamás. Yo incluso si me ponía una ropa de marca era porque iba a Estados Unidos y allá la camisa me costaba $10 dólares. Yo nunca fui una persona que quiso andar como los demás aparentando lo que no soy. Yo sabía que mi casa era mi prioridad. Yo a nomás llegar al Águila empecé a construir mi casa. Cuando terminé mi casa esa noche no dormí porque mi sueño era tener una casa donde mi Mamá pudiera estar el resto de su vida en paz. Yo siempre pensé en que el fútbol se me iba a acabar y siempre tuve segundas opciones. Yo salí del fútbol y no me afectó en nada, no me frustré.
En el último equipo que te vi fue la UES ¿ahí te fue mal?
En la UES me fue mal. En ese tiempo yo ya no quería jugar porque tuve una racha de lesiones. Yo trotando me desgarraba las piernas y yo era un tipo que me cuidaba como no tienes idea. Yo me retiré de 33 años y me retiré por las lesiones.
¿De dónde viene tu sobre nombre de Apache?
La verdad es que nunca supe quién me puso Apache.
Al final te adoptaste ese sobre nombre…
Pues sí, ahora todo mundo me dice así, todavía así me dicen aquí.
Ya te adelantaste un poco arriba, pero cuéntame ¿cómo fue tu niñez?
Mi niñez fue terrible, terrible en el aspecto de las carencias. Nos crio mi Mamá con todo su esfuerzo. Yo recuerdo que el negocio de ella era vender pescado seco. Ella se ponía unos grandes canastos de pescado, y yo a pesar de mi corta edad, desde los 7 u 8 años ya veía el cansancio de mi Mamá, y yo decía algún día voy a trabajar para ayudarle a mi madre. A mi Mamá no le gustaba que yo fuera al monte. Aquí había un señor que era hacendado y le gustaba contratar cipotes para que fuera a abonar las milpas, las maicilleras, y yo cuando no tenía nada que hacer me iba a cortar leña para vender. Yo estudié porque mi Mamá quería que estudiara, pero no pude estudiar tanto, al final como los 12 años o 13 decidí ya no fui estudiar porque era terrible la pobreza. Yo en la calle agarré el carácter y gracias a Dios no me ha ido mal.
Agarraste carácter de Apache…
La verdad que sí. Una vez un aficionado de Águila me mandó la historia de un apache hasta con una imagen, y me dijo por eso es que vos sos así. Allá en Estados Unidos mis amigos se ponían a reír porque decían que yo parecía apache de los americanos.
Si no hubieses sido futbolista ¿qué habrías sido?
Sino hubiera sido futbolista yo tenía claro lo que iba ser. Yo sabía que de estudio no iba ser porque mi Mamá jamás iba a poder pagarme una universidad. Eso lo tenía claro. Yo me siento orgulloso de ser lo que soy porque yo tenía 15 años y ya era albañil. Ya a esa edad tuve el valor de agarrar un trabajo yo solo.
¿Conque te quedas con el fútbol o con la albañilería?
Con el fútbol. Yo sé que si no me hubiera alcanzado el talento para ser futbolista no tuviera la casa que tengo porque ni en mis sueños la hubiera hecho. Ahora como albañil no ganó ni la mitad de lo que ganaba en fútbol, pero me alcanza para la familia y yo le doy gracias a Dios y vivo en paz, tranquilo.