Desde las 6:30 de la mañana espera a sus clientes con dos ensartas de carne y un huacal con tortillas calientes a orilla de la carretera Panamericana, específicamente en el desvío que conduce a San Vicente, en la zona conocida como la «venta de carnitas».
Ella es María Julia de Mata, quien a los 70 años se mantiene vendiendo en este reconocido lugar, una faena que repite a diario para obtener ingresos económicos y llevar el sustento a su hogar, ubicado en San Vicente. Cuenta que tiene 35 años de trabajar vendiendo carne, preferencialmente a quienes se desplazan en sus vehículos o en buses, y ni la lluvia ni los terremotos u otros fenómenos han sido obstáculo.
«Ya son 35 años de andar en la calle luchando por mis hijos; de aquí les he dado el estudio. Aquí hemos pasado la guerra, lavas, terremotos, y de aquí para allá no se sabe qué más», agregó la emprendedora.
Asegura que lo que la hace sentir bien al hacer su trabajo es que tiene muchos clientes, quienes la buscan para comprarle los deliciosos cortes de la carne tradicional.
«Yo tengo muchos clientes que vienen acá y se van satisfechos por cómo los atiende uno», reitera, y agrega que la ración es de dos porciones y dos tortillas, pero si quieren más, con gusto les vende.
«Quien quiere también puede optar por un plato más completo para llevar, que incluye frijoles, aguacate, queso fresco, chimol», sostiene la madre de familia.
La vendedora explica que inicialmente no se tomó a bien la frase coloquial «la carne de chucho de San Vicente», pues a su juicio no es muy acertada, pero considera que al final representó publicidad para el lugar y que los clientes comprendieron que «es solo un decir».