Los países amazónicos decidieron este martes lanzar una alianza regional para combatir la deforestación, con el objetivo de evitar que la mayor selva tropical del planeta alcance «un punto de no retorno».
Ocho países de la Amazonía, reunidos en una cumbre en la ciudad brasileña de Belém, acordaron en una declaración «establecer la Alianza Amazónica de Combate a la Deforestación», además de reforzar su cooperación contra el crimen organizado en la región y de fomento al desarrollo sustentable.
Esta alianza trabajará para la consecución de las metas nacionales de deforestación de cada país, como la de Brasil, que prevé acabar con esa lacra en 2030, según acordaron los miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silvia, recibió a los mandatarios de Colombia, Gustavo Petro; de Bolivia, Luis Arce; de Perú, Dina Boluarte; así como el primer ministro de Guyana, Mark Phillips, y la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez.
Ecuador y Surinam fueron representados por sus cancilleres.
El documento no establece metas conjuntas de deforestación, como era la expectativa de expertos y de la sociedad civil.
Sin embargo, hubo «consenso» y se trató de «la mayor reunión presidencial sobre la Amazonía» hasta el momento, afirmó el canciller brasileño, Mauro Vieira, tras el primer día de la cumbre.
«Nunca fue tan urgente retomar y ampliar nuestra cooperación», dijo el presidente anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, cuyo país alberga el 60% de la Amazonía.
Considerada durante años el pulmón del planeta, la Amazonía se encamina según los científicos a un punto de no retorno, a partir del cual pasará a emitir más carbono del que absorbe, agravando el cambio climático.
Entre 1985 y 2021, la selva suramericana ya perdió el 17% de su cobertura vegetal, debido a actividades como la ganadería, pero también a la deforestación y la minería ilegales, según datos del proyecto de investigación MapBiomas Amazônia.
El miércoles, los mandatarios de la OTCA se reunirán con representantes del Congo, la República Democrática del Congo (RDC) e Indonesia, países que también albergan en sus territorios bosques tropicales, así como otros invitados como Francia, Noruega y Alemania.
El objetivo será lograr una posición común para presentar en la COP28 de la ONU sobre el cambio climático que se celebrará este año en Dubái.
Belém recibirá en 2025 la conferencia COP30.
Divergencias sobre petróleo
El presidente colombiano, Gustavo Petro, abogó por su parte por una erradicación de los combustibles fósiles y criticó la postura de gobiernos de izquierda que defienden la exploración petrolera.
«¿No es un contrasentido total? (…) ¿Una selva que extrae petróleo? Es posible mantener una línea política de ese nivel, apostarle a la muerte y destruir la vida? ¿O América Latina y las fuerzas políticas latinoamericanas deberíamos plantear otra cosa diferente?», dijo Petro.
El canciller brasileño afirmó que «no hay divergencias» con la postura de Petro y que la descarbonización «ocurrirá».
El debate llega mientras Brasil tiene en la mira una nueva y polémica frontera exploratoria de la estatal Petrobras frente al delta del río Amazonas, cuya licencia fue negada recientemente por el regulador ambiental de Brasil, pero que cuenta con el apoyo de Lula.
Los ecuatorianos decidirán por su parte este mes en un referendo si se suspende la explotación de crudo en el estratégico bloque ITT, que está dentro de la reserva Yasuní y del que se extrae un 12% de los 466.000 barriles diarios que produce el país.
Protección de pueblos indígenas
Entre los compromisos acordados por los presidentes, también se tiene en cuenta «la participación activa» de los pueblos indígenas en los planes de preservación de la selva.
Los territorios indígenas son considerados por especialistas una importante barrera contra la deforestación, por la forma sustentable en que estas comunidades explotan sus recursos.