En piezas de 20 centímetros cuadrados, bajo los pies, sobrevive la historia en uno de los tesoros arquitectónicos del Centro Histórico: «los pisos alfombras».
Llamadas así por simular una alfombra, las baldosas hidráulicas son una obra de arte que ha quedado en el olvido en las casas, los edificios y los locales que otrora fueron parte de la actividad en el centro de la capital, en su mayoría.
Dylan Magaña, investigador de patrimonio arquitectónico, se ha dedicado en los últimos tres años a cazar estos tesoros escondidos bajo los pies, con su proyecto insigne Sivaresque.
En un rastreo constante, ha recorrido muchas de las 200 manzanas que suman el cuadrante del llamado Centro Histórico de San Salvador, así como otras colonias y ciudades, como Santa Ana y Sonsonate, en las que aún sobreviven estos pisos con diseños únicos y que cayeron en desuso a mediados del siglo pasado.
La recopilación cuenta con una investigación más profunda, desde la elaboración de muchas de las baldosas, pero también de una especie de alfombra histórica zurcida en un colorido y amplio catálogo fotográfico con las piezas, denominado Sivarhaus.
Lacería (conjunto de lazos como ornamento) evocando la Edad Media, diseños florales en el esplendor del «art nouveau», presencia neoindigenista, figuras geométricas en múltiples dimensiones, combinaciones arábigas y neoclásicas en una variedad de rojos, amarillos, anaranjados, violetas, azules, grises, verdes… en fin, una paleta cromática que en sus tonos suma más de 200 diseños de baldosas recopilados por Magaña en su investigación, que abarca el período de 1890 a 1930.
Este tipo de pisos tuvo su apogeo en el país en las edificaciones y casas de habitación, pero su demanda comenzó a decaer presionada por la industrialización y la producción en volumen de otros tipos de baldosas y con otros materiales.
La tecnología también intervino en el precio de los pisos que, ante una producción en volumen, se abarató, al contrario de las baldosas hidráulicas, cuyo valor correspondía al de una verdadera obra de arte: la trepa (molde) hecha a mano, la colocación del pigmento y cemento, luego a la prensa hidráulica, hidratación en agua, el secado y lista para embalar.
Todo en un proceso que podía demorar incluso meses antes de ser colocada. Esa forma tan dedicada y paciente de crearlas es lo que las eleva como un verdadero tesoro 100 años después. Muchas de las baldosas registradas por Magaña conservan su color y forma, pese al tiempo, una característica difícil de reproducir en un piso cerámico actual.
La familia Ferracuti fue la primera en hacer la producción artesanal de las baldosas en el país; luego, muchas otras también lo hicieron, comenta el investigador, quien en su recopilación busca exaltar la gran labor de los baldoseros en la historia de estas piezas.
HALLAZGOS EN EL CAMINO
Los pies de este investigador han pasado por muchas edificaciones, en su mayoría privadas, sean casas de habitación o negocios, tocando puerta por puerta compartiendo su objetivo y ganando la confianza para entrar y tomar una prueba de la existencia de esa baldosa en una fotografía.
Entre los hallazgos de su camino, ha encontrado «pisos alfombra» en cantinas, parques o casas que se convirtieron en mesones; en pocas palabras, «espacios donde la gente no quiere caminar», señala.
«Pero también acercarse, comentarle a la gente sobre la historia de ese piso va resignificando los lugares. El valor de la baldosa en sí es decorativo, es cultural, y rescata todo el diseño artesanal. Muchos lugares no están abiertos al público, pero la gente que vive allí ya conoce su historia y puede repetirla», comenta.
La investigación en su forma más visual se ha compartido en redes sociales (Facebook e Instagram) como Sivaresque y Sivarhaus, atrayendo a muchos seguidores que ven la belleza de estas piezas únicas.
La atracción también ha abierto otra área al plasmar esos fragmentos de historia en tazas y camisetas con los diseños digitalizados de las baldosas. «Es una forma de homenajear las baldosas», agrega Magaña.
La recolección seguirá, así como también la construcción de un catálogo en físico con las imágenes de las baldosas y la historia que yace entre ellas y nuestros pies.