En unos minutos de fuerte lluvia, la zona metropolitana de San Salvador recibió una enorme cantidad de agua el miércoles por la noche, lo que sumado a los vientos durante la tormenta provocó la caída de árboles en diferentes puntos de la capital y municipios aledaños. El panorama se complicó debido a una serie de calles inundadas, en primer lugar, porque la cantidad de lluvia era tal que los desagües fueron insuficientes, pero también por la presencia de basura en las calles, que ocasionó obstrucciones.
La ciudad más limpia no es la que se barre más seguido, sino la que no se ensucia. Y en eso hay un papel muy importante para los ciudadanos, que deben cuidar su entorno, ver las calles como una extensión de su casa y, por tanto, abstenerse de lanzar basura en cualquier lugar. Hay sitios determinados, por lo que no hay excusas para lanzar desperdicios en la vía pública porque, inevitablemente, irán a parar a las alcantarillas, provocando inundaciones.
Lamentablemente, siempre que hay actividades colectivas hay una enorme producción de basura que no siempre es depositada correctamente. Trabajadores municipales siempre son desplegados después de estos eventos masivos para dejar limpias las calles, retirando la basura para que esta no provoque tapones en los tragantes.
Una buena práctica es conocer el horario del paso del tren de aseo para sacar la basura —colocada debidamente en bolsas cerradas— justo en esos momentos y evitar que quede expuesta por mucho tiempo, pues con ello se corre el riesgo de que las bolsas se rompan y su contenido acabe desparramado en las aceras, lo que genera condiciones insalubres debido a la proliferación de moscas y la llegada de roedores.
No solo es función de las autoridades municipales o estatales la limpieza de las ciudades, sino que también es parte de la cultura cívica mantener limpias las calles y aceras, poniendo los desechos en los lugares adecuados.
No se trata de un asunto sin importancia. Las calles inundadas ponen en riesgo la vida de quienes transitan por ellas y también de los socorristas que llegan a auxiliarlos. Además, provocan daños materiales tanto a particulares como a la infraestructura pública, lo que obliga a utilizar fondos municipales o del Gobierno Central para financiar las reparaciones.
Estamos en temporada lluviosa, por lo que las tormentas continuarán. Vale la pena que todos pongamos de nuestra parte para evitar futuras inundaciones o problemas relacionados.