Hay una gran cantidad de personas que deciden estudiar psicología por motivos equivocados, algunos de estos motivos son hasta divertidos. Les comparto algunos ejemplos: las personas piensan que en la carrera no se cursan materias que necesiten habilidades numéricas, otras piensan que se trata de dar consejos, otros creen que estudiar psicología les ayudará a entenderse a sí mismos, y así podría continuar con la lista.
La verdad es que sí se necesita tener habilidades numéricas básicas para hacer adecuadas interpretaciones en pruebas psicométricas o hacer estudios de investigación, que son de suma importancia; estamos muy lejos de dar consejos; de hecho, no se necesitan estudios superiores para eso, todo profesional de psicología debe tener conocimientos de diferentes técnicas que han sido investigadas, aplicadas y avaladas científicamente; y claro, para entender lo que nos sucede, lo que pensamos o sentimos, no hay necesidad de estudiar psicología, sino hacer un proceso psicoterapéutico y posteriormente decidir si deseamos estudiar la profesión o no.
No culpo a las personas que no creen en nuestra profesión; hasta yo he conocido a personas tituladas como psicólogos que están lejos de ser verdaderos profesionales de la salud mental. Recuerdo una ocasión, ya estaba finalizando mis estudios universitarios, luego de haber aprobado todas las materias necesarias para pasar a proceso de graduación, desarrollábamos un ejercicio de escucha activa y reflejo empático. La persona con la que realizaba el ejercicio me dijo: «Julio, lo adivinaste». Me sentí decepcionado, sorprendido y hasta me causó risa escuchar su risa diciéndome esa frase, tanto tiempo mal invertido, tanto conocimiento omitido en una sola frase.
Otras personas me han comentado que su psicólogo les ha sugerido medicamentos. Los profesionales encargados de recetar medicamentos son los médicos especialistas en psiquiatría o los profesionales que han estudiado en el extranjero y han sido avalados por las entidades que supervisan las profesiones en nuestro país. Es increíble cómo algunos profesionales de psicología se atreven a dar atención psicoterapéutica sin conocer sus límites y sin tomarse el tiempo de cursar estudios adicionales para estar aptos para trabajar en este campo.
Aunque varias personas me han preguntado si leo mentes, si soy brujo o chamán, lo cual —admito— me causa mucha risa, hasta la fecha nunca he podido hacerlo y estoy seguro de que no lo lograré, pero para tener una aproximación de lo que realmente sucede me parece que no hay necesidad de leer mentes; si realmente se le presta atención a lo que las personas expresan verbalmente, lo que demuestran con su comunicación no verbal y se indaga en el contexto de la situación, podemos estar muy cerca de eso que no está dicho explícitamente.
Hay muy buenos profesionales en nuestro país a los que sí nos apasiona la mente humana, analizar los conflictos internos, las relaciones interpersonales, que queremos ayudar a la sociedad apoyando a resolver o gestionar las emociones de las personas, su ansiedad o estrés, que buscamos aplicar la ciencia con la seriedad que merece. Estoy convencido de que debemos honrar la confianza que las personas están depositando en la profesión de psicología, brindando una atención de calidad, sin dejar a un lado la calidez humana que nos debe caracterizar a todos.