Despertar de un día para otro con dificultad para hacer tareas sencillas como hablar, comer, tomar agua, lavarse los dientes o dormir es lo que experimentan las personas que sufren de una Parálisis de Bell. Un trastorno que puede aparecer a cualquier edad y que puede conmocionar sino no se conoce nada al respecto.
Hoy detallaremos algunos datos importantes que toda persona debería conocer sobre este trastorno para saber qué hacer si se llegara a presentar en alguna etapa de su vida.
La Parálisis de Bell o Parálisis Facial Periférica es la afectación de un nervio facial conocido como el séptimo par craneal que tiene como función movilizar los músculos del rostro, pero cuando éste se inflama, los músculos se tensan de forma total y por lo tanto no se mueven.
Este padecimiento toma por sorpresa a las personas porque aparece de forma repentina y, por lo tanto, genera angustia; sin embargo, lo más adecuado es mantener la calma y acudir de inmediato a un médico para que este descarte otro diagnóstico similar conocido como Parálisis Central que también afecta al rostro. No obstante, se trata de una condición más delicada porque se origina por una afectación a nivel cerebral como un infarto, un tumor y su tratamiento es completamente diferente.
En el caso de la Parálisis de Bell, se desconoce su origen, pero los expertos señalan que puede ocurrir por causas virales como un herpes, varicela, rubeola, influenza, paperas, gripe o, incluso, por una infección en el oído medio, entre otros.
Señales de alerta
Si bien es cierto que la Parálisis de Bell aparece repentinamente, es importante saber que hay algunos síntomas que pueden presentar días o incluso semanas antes que el rostro se inmovilice, por lo que estar atento.
Algunas de esas señales de alerta son: fuertes dolores de cabeza o detrás del oído, hormigueo en el rostro, temblores repentinos en el ojo o cerca del labio, tensión en el cuello hasta el punto de sentir que truena con frecuencia con solo mover un poco la cabeza.
Si has experimentado algunos de estos síntomas es recomendable consultar al médico debido a que un tratamiento oportuno (con fármacos) puede contrarrestar el proceso o minimizar el impacto y acelerar la recuperación.
De acuerdo con la fisioterapeuta, Lorena Campos (del hospital nacional Zacamil) la instalación completa de la parálisis de Bell se da en un periodo aproximado de ocho días cuando aparecen otros síntomas más concretos como tensión en la mitad del rostro, la desaparición de las líneas de expresión y la imposibilidad de mover los músculos para subir la ceja, cerrar el ojo, fruncir el ceño, mover la mejilla, sonreír o realizar cualquier otra expresión facial con ese lado de la cara.
Otros problemas más leves, pero no menos incómodos, son dificultad para comer porque los alimentos se salen al momento de masticar, lo mismo sucede cuando se beben líquidos; no se percibe el sabor de los alimentos debido a que el nervio afectado es el encargado de mandar las señales gustativas. Normalmente, los pacientes comen del lado sano y como resultado sobre esfuerzan el músculo bueno y aparece dolor en la mandíbula. El ojo se expone al viento, lo que provoca resequedad, pero también se expone a una infección.
Los pacientes deben indicar todos los síntomas que presentan para que el médico pueda identificar la causa y tratar el origen con antibióticos (si hay una infección), antivirales (cuando se trata de un proceso viral), corticoesteroides (para desinflamar el nervio) y vitamina B12 (para fortalecer el sistema nervioso).
Terapia física para reeducar el músculo
Además del tratamiento farmacológico, los pacientes necesitan una rehabilitación adecuada. «Este diagnóstico debe ser atendido lo más rápido posible con fisioterapia para evitar secuelas y lograr una pronta recuperación», señala Campos.
El tratamiento de los pacientes va a depender del nivel de severidad que presente. «A los pacientes con una parálisis leve se les puede aplicar la crioterapia, que es la estimulación de los músculos con hielo, la termoterapia con compresas calientes; pero eso va a depender de la sensibilidad del paciente. En los casos más severos se puede estimular con rayos infrarrojos», explica la especialista.
Otra parte fundamental de la terapia física es «la reeducación muscular, que consiste en ejercitar los movimientos naturales de la cara como levantar la ceja, cerrar los ojos, levantar la barbilla, sonreír y todas las demás expresiones faciales», añade Campos.
«Estos ejercicios deben realizarse frente al espejo para que, a través de la vista, se lleve la información al cerebro y pueda recuperar la movilidad. Se realizan series de 10 veces cada uno, por lo menos tres veces al día», destaca Campos.
La disciplina y constancia con el tratamiento es la clave para sentir una mejoría después de unas semanas y una recuperación completa después de algunos meses; no obstante, el 10 % de los pacientes pueden presentar secuelas.
ESTOS EJERCICIOS DEBES REALIZAR PARA ENTRENAR TU MÚSCULO
- Fruncir el ceño varias veces seguidas.
- Apretar los ojos eventualmente.
- Abrir las fosas nasales en repetidas ocasiones.
- Arrugar la nariz de vez en cuando.
- Sonreír con la boca cerrada y luego abierta.
- Dar muchos besos al aire.
- Inflar globos y, en ocasiones, pasar el aire de un lado a otro de la boca.
- Levantar la barbilla, una y otra vez.