Parte de la idiosincrasia salvadoreña ha sido plasmada en cuadros de gran formato y máscaras por el artista Juan Carlos Recinos, a quien le llevó ocho años el proceso de investigación y creación.
«Relatos híbridos» fue el resultado de su gran tarea, la cual fue expuesta en el Centro Cultural de España, con la curaduría de Dalisa Chévez.
Según Recinos, todo comenzó con la búsqueda personal de sus cimientos individuales. Como hombre de tez blanca, hijo de un «varón indígena» y de una «mujer ladina», se propuso revisar lo identitario, aquello que creía constituyente y diferenciador, lo cual le permitió apreciar la «fragilidad, lo cambiante y lo provisional» en su persona. El inicio fueron las partidas de nacimiento de sus padres.
«El nombre “Relatos híbridos” es porque cada una de las piezas que componen la muestra relatan una historia que tiene que ver la construcción y reconstrucción de mi identidad. Es una muestra muy íntima que responde a intenciones muy personales de querer conectar con lo que considero como identidad, que me fue negada durante mi proceso de creación y formación como proceso social», dijo.
La muestra tiene varias capas que van desde la búsqueda de la identidad, los aspectos comunitarios y las tradiciones.
En la parte conceptual de la exposición se encuentran cuadros de dimensiones de 1.60 x 2 m, los cuales llaman la atención por sus colores y porque estos no tienen rostros dibujados.


«Quitar el rostro o cubrirlo y mostrar solo los elementos identitarios con los que decimos esta es mi cultura es un ejercicio que hago para que el espectador cuestione y reflexione un poco sobre lo faltante y lo que está cubierto. En ese caso es sobre el faltante de identidad», comentó.
Recinos compartió que una de las características de la muestra es que muchas de las piezas surgieron en co-creación con miembros de la comunidad de los nonualcos, a donde él pertenece. «Soy de San Pedro Nonualco y la muestra tiene la intención general de dar voz y rostro a las personas que trabajaron en la creación de las piezas», dijo.
Entre las máscaras sobresalen las llamadas «Trinidad para existir», que representan las etapas de la vida del expositor. Están elaboradas con yeso y papel maché.

La primera representa su parte religiosa donde utilizó candelas derretidas sobre la máscara; la segunda marca su niñez en los ochenta, el elemento para esta son los soldaditos de plástico por la guerra civil. Y la tercera fue elaborada con materiales orgánicos (madera, palma, hojas) que hacen referencias a los paisajes donde creció.
La exposición incluyó un altar de cofradía con el nombre de «Altar híbrido», en donde colocó materiales (flores y cortinas de papel) que se utilizan en las fiestas tradicionales. En los cuadros que integran el altar hay máscaras invertidas para que las personas puedan «aquel rostro que nunca podemos visualizar, es decir, vemos siempre al personaje, pero no vemos a la persona».
«Las cofradías son sociedades traídas por los europeos, en este caso los españoles durante la colonia; pero que al no estar regidos por la moral católica se vuelve más permisible y la gente puede ser un poco más libre dentro de la rugosidad de la institución. Las cofradías se volvieron espacios de resistencia para el nativo y también de libertad», detalló.
Las personas que lo apoyaron con las piezas de «Relatos híbridos» son Meybel Córdova, José Amílcar Santos, Álvaro Castellano de la Cruz, Paulina Marina Jiménez de Bolaños, Cristian Geovanny Hernández Pérez y Samuel Omar Jiménez Bolaños.


GRAN TAREA
Para armar y exponer su muestra, Juan Carlos Recinos realizó una investigación de ocho años dónde se preguntaba quién marcó a unos como indígenas y otros como ladinos; revisó álbumes fotográficos, escuchó relatos y misterios de familias, repitió tradiciones y visitó lugares para encontrar la identidad de cada personaje que ha pintado.
El proceso le permitió reconocer la importancia y trascendencia que ha dejado la religiosidad popular en el país.
Luego de la investigación se requirieron cuatro años para la producción de las piezas y se necesitó un año para la curaduría y museografía.
Se explica, a nivel museográfico, que es una de las primeras exposiciones que incluyó el cambio de la paleta de colores en las paredes, optándose por colores intensos.
Juan Carlos Recinos, el expositor, tiene formación en Filosofía y Diseño Gráfico. Ha expuesto a escala nacional e internacional.
Su obra se encuentra en colecciones privadas en Canadá, Francia, Estados Unidos, Guatemala y El Salvador.
