El tiroteo mortal en un centro comercial de Bangkok evidenció de nuevo el problema de la violencia en Tailandia, donde existe un culto juvenil de las armas y un mercado negro alimentado por policías.
En este reino del sureste asiático, un importante destino turístico mundial, hay alrededor de diez millones de armas en circulación (una por cada siete habitantes), una de las tasas más altas de la región, según la web gunpolicy.org.
Las consecuencias son abrumadoras: casi 1,300 muertes por arma de fuego en 2019, el último año con datos disponibles. En el vecino Vietnam, con un 40% más de población, la cifra fue de 130.
El problema volvió a la superficie el martes, cuando un tirador presuntamente de 14 años abrió fuego en las lujosas galerías Siam Paragon de Bangkok, matando a dos personas e hiriendo a cinco.
Y el viernes hará un año de que un expolicía asesinará 24 niños y 12 adultos en una guardería en el norte de Tailandia con un cuchillo y un arma comprada a través de un programa gubernamental.
Incluso antes del ataque en el centro comercial, el nuevo ministro de Interior, Anutin Charnvirakul, prometió «restricciones más duras» en las licencias de arma de fuego.
El miércoles, en un minuto de silencio por las víctimas del ataque, el primer ministro Srettha Thavisin dijo que su gobierno «dará prioridad a las medidas preventivas» contra estos sucesos.
«Que esta sea la única vez que esto ocurre», afirmó.
Pero promesas similares se hicieron en el pasado, sin demasiados resultados, y los expertos dudan que esta vez sea distinto.
Boonwara Sumano, del Instituto de Investigación del Desarrollo de Tailandia, culpa también a una cultura que ensalza las armas desde edad temprana.
«Es muy común entre estudiantes de formación profesional que construyan sus propias armas», dice esta experta a la AFP.
La policía dijo que el tirador de Bangkok parecía haber modificado una pistola de fogueo para disparar balas reales.
«Un factor determinante en la sociedad tailandesa es la norma de que hay que parecer fuerte, poderoso, y las armas son la forma de demostrarlo», asegura.