Los primeros meses de la cuarentena, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) registró un aumento de denuncias por tráfico ilegal de especies silvestres, así como por asistencia a animales heridos o golpeados.
En lo que va del año, el MARN registra, cada mes, un aproximado de 70 denuncias de asistencias, y unas 15 denuncias de tráfico ilegal, tenencia en el hogar o ventas ilícitas. En El Salvador, estas denuncias se incrementaron en los primeros meses de la cuarentena, explicó Marcela Angulo, gerente de Vida Silvestre del MARN.
«Al principio de la pandemia, tuvimos un incremento significativo de denuncias, acá [en la clínica del MARN] pasamos llenísimos. Quizá influía que las calles estaban más vacías y los animales se acercaban más a la ciudad. La población ha ayudado con sus denuncias, ha sido un gran apoyo para que podamos conservar la vida silvestre», comentó Angulo.
El incremento de las denuncias de tráfico de animales silvestres también podría estar relacionado con la facilidad de comprar en línea. En otros países se registró un aumento de tráfico de especies, debido al aumento de la interacción en Internet, donde hubo más venta de animales en redes sociales. Según un estudio reciente del Foro Mundial de la Naturaleza [WWF por sus siglas en inglés], difundido en agosto por Reuters, alertó que contaron más de 2,143 animales salvajes a la venta en Facebook, solo en el país de Myanmar [Asia].
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De la misma forma, el aumento de denuncias podría coincidir con la época del año en que los psitácidos tienen crías, que es de enero a abril, ya que estas especies —como los loros nuca amarilla y pericos verdes— son los principales ejemplares traficados en la fauna silvestre del país. «Las temporadas de tráfico dependen de cada especie; usualmente, incrementa cuando hay nacimiento de psitácidos, que sucede en los primeros meses del año. Algunas de las razones por las que se decomisan estos animales es por la venta, porque la gente siempre ha tenido la costumbre de tenerlos en casa, eso conlleva a que haya saqueos de nidos», explicó Angulo.
Otras de las especies nativas más traficadas son las iguanas, los garrobos y las catalnicas. Entre las especies no nativas se encuentran las guacamayas y los monos cara blanca. El tráfico de animales silvestres se contempla como infracción grave, en el artículo 27, de la Ley de Conservación de Vida Silvestre, y puede ser sancionado con una multa de 10 hasta 100 salarios mínimos.
IMPACTO AMBIENTAL
Extraer de forma ilegal a los animales silvestres de los ecosistemas produce un efecto negativo en el medio ambiente y en la conservación de los animales y en su cadena alimentaria. «El tráfico de animales silvestres afecta los ecosistemas, por las cadenas tróficas, y la agricultura, hay especies que son controladoras de plagas y, al retirarlas de su hábitat, se genera un impacto en el medio ambiente”, comentó Angulo.
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Otro de los grandes riesgos de los animales que son extraídos de su hábitat es que amenazan su supervivencia, pues debido al alto nivel de tráfico ilegal, algunos como el —loro nuca amarilla, pericones, catalnicas, cotorras, iguanas, garrobos y felinos— se encuentran amenazados, lo que implica «una notable baja en el tamaño y rango de distribución de sus poblaciones», según la definición de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites).
Además de la venta de especies, el tráfico también aplica cuando se tienen animales silvestres en las casas sin las condiciones necesarias o cotidianas para que ellos vivan. Según Angulo, las denuncias a causa de personas que tienen a estos animales como mascotas o en jaulas son frecuentes.