El mundo entero se encuentra preocupado por una posible invasión de los rusos en territorio ucraniano, una noticia que a diario se comenta en los encabezados de diferentes periódicos alrededor del mundo, y en donde en muchos casos se publica el comienzo de una tercera guerra mundial; por cierto, noticias nada lejanas de la realidad. El temor es tangible porque un conflicto de esta índole podría provocar una guerra mundial sin precedentes.
El tema no radica solamente en una invasión de los rusos a un país vecino y que pasaría por una clara violación del derecho internacional expresada en la Carta Magna de las Naciones Unidas en lo referente al respeto y la soberanía que se merece cada nación, sino a una respuesta de carácter militar por parte de la OTAN y Estados Unidos.
Ucrania es una nación rica en minerales y posee yacimientos de hierro, carbón y antracita. La región de Nikopol se caracteriza por tener la más rica concentración de magnesio, además de yacimientos comerciales de titanio, mercurio, sales minerales y sulfuro. En los años sesenta, los soviéticos importaron un tercio del gas natural de Ucrania. La economía ucraniana está basada en la industria, la cual representa un 38.2 % del PIB. De igual forma, cabe agregar que las manufacturas principales son hierro y acero; por cierto, esta nación es el cuarto productor mundial de acero. Por otro lado, la agricultura alcanza un 15 % del PIB y los ucranianos son los principales productores de remolacha a escala mundial, datos que cabe destacar con el fin de determinar el grado de importancia que tiene Ucrania en la región.
La posición geográfica de Ucrania y sus riquezas naturales a lo largo de la historia le significaron una serie de invasiones por parte de mongoles, rusos, polacos, otomanos, la Alemania de Hitler y, más recientemente, el conflicto con la Rusia de Putin. Para Putin, cualquier tipo de acercamiento geopolítico que el Gobierno ucraniano busque intentar con los europeos representa una potencial amenaza en términos económicos, políticos y geopolíticos para Rusia. Ambos países comparten frontera terrestre y esto significaría una pérdida de hegemonía para Putin; es decir, los rusos tendrían a la vuelta de la esquina misiles apuntando directamente a su país, además de bases militares europeas y norteamericanas, etc.
La desconfianza del Gobierno ruso en la actual crisis que viven ambas naciones no viene de la nada; por cierto, en la década de 1990 y 2000 una clara expansión de la OTAN en la región para incluir a Polonia, Lituania, Letonia y Estonia generó una activación de la paranoia rusa sobre una posible invasión extranjera. Es a partir de estos hechos concretos que los rusos amenazan con invadir Ucrania con el fin último de acabar con sus miedos, dudas y paranoias.
Lo irónico de la actual crisis es que al interior de Ucrania existen grupos radicales que están a favor de una anexión con los rusos con el fin de volver a los tiempos de la ex Unión Soviética, grupos que son apoyados desde Rusia. Una de las ideas que manejan estos grupos a favor de una anexión es que los rusos y ucranianos tienen un mismo origen histórico, una tesis completamente falsa porque la etnia rusa desciende de los slovianians y de los viatichianians, mientras que los ucranianos tienen sus orígenes en la tribu polianian, una tribu originaria de los alrededores de la actual Kiev. Esto último nos reafirma que desde el principio hubo una total diferenciación racial entre ambos pueblos. Más bien los ucranianos están más familiarizados con los polacos por sus orígenes raciales que con los rusos.
Ucrania representa para el actual Gobierno ruso un vecino incómodo, y de no resolverse esta crisis en la región uno de los escenarios posibles que se puede presentar es una guerra civil al interior de la nación ucraniana en donde 20 % de su población son rusos y el resto, ucranianos.
El segundo escenario estaría determinado por una respuesta internacional por parte de la OTAN y Estados Unidos en la región, que sin temor a equivocarnos nos podría llevar a una tercera guerra mundial, un escenario que nadie desea.
Lo importante es no perder las esperanzas de que la razón prevalezca sobre el deseo, el temor, la paranoia, intereses malignos, y como dijo Dante Alighieri: «El único lugar donde no hay esperanza es el infierno»; por lo tanto, como no habitamos en el fuego eterno, cabe la esperanza de que los mandatarios en este conflicto se dejen llevar por la razón.