El paladar de la hinchada naranja acabó agridulce. El Águila no perdió, se impuso 2-1 ante Metapán, pero futbolisticamente vuela raso y los extranjeros, salvo Rafa García que actua como nacional, están quedando a deber en la cancha.
Desde el abrazo entre Darwin Cerén, vestido de naranja y negro, y su hermano Óscar, enfundado en la azul del Metapán, se supo que los pocos aficionados congregados en los graderíos del Juan Francisco Barraza, entre estos la familia Cerén, atestiguarían un partido emotivo y entretenido.
Y lo fue en el arranque del juego. Lo primero que entró a duelo fue el tablero: los emplumados se pararon bajo el 4-2-3-1 y Jorge «Zarco» Rodríguez ventiló el calorcito migueleño con un parado 4-4-1-1 que le alcanzó para equiparar las acciones y cuando se vio abajo en el marcador emparejar de inmediato.
El cuadro anfitrión abrió la lata a los 7′, en un balón que quedó servido para Dustin Corea que erró en su primer intento, pero el balón le quedó nuevamente y la mandó a guardar. El festejo, sin embargo, les duró menos que un estornudo, porque en la jugada siguiente, al 8′, Luis Peralta decretó el 1-1.
A partir del empate, el encuentro entró a ritmo pasmoso, lento en el desmarque y traslado de pelota por lo que las únicas jugadas de peligro que se cuajaron fueron un par de tiros de esquina cobrados por Águila, pero que estuvieron muy lejos de la cocina, y en ese ir y venir cayó el telón del primer acto y los equipos se fueron a la pausa.
La tónica del complemento fue similar a como terminó la primera parte, y por ello, en el último cuarto de hora, el técnico Sebastián Bini le dio órdenes precisa a su zaga que tirará pelotazos a las espaldas de la defensa rival, pero el muro de cemento de la jaula jaguar cedió únicamente desde un magistral tiro libre de Gerson Mayén, en el 85′, para el triunfo migueleño por 2-1.