La entrada en vigor del régimen de excepción le dio a El Salvador la posibilidad de conquistar la paz de una forma verdadera y duradera. La guerra a las pandillas emprendida por el Gobierno del presidente Nayib Bukele logró, al entrar en vigor las medidas legales especiales, contener de una vez por todas a las maras y extraerlas de los barrios, colonias, comunidades y centros poblacionales de todo tipo.
Las diferentes fases del Plan Control Territorial han permitido a las autoridades de seguridad pública —policías y militares— llegar a todos los rincones, detener a los criminales y mejorar sustancialmente la calidad de vida de los salvadoreños trabajadores y honestos. En combinación con las autoridades encargadas de administrar justicia, los esfuerzos por desarticular a las pandillas han dado frutos que sorprenden a propios y extraños, ya que la efectividad del plan de seguridad del Gobierno del presidente Bukele ha sido reconocida internacionalmente.
De hecho, El Salvador es ahora el país más seguro del continente y tiene tasas de homicidios por debajo de las de países desarrollados. Ciudades en Estados Unidos como Filadelfia, por ejemplo, son más inseguras que las poblaciones salvadoreñas liberadas de la presencia de las pandillas.
Medidas como la utilización de militares en labores de apoyo a la seguridad pública también han sido replicadas en otras partes del planeta como un método efectivo para enfrentar a bandas criminales. Recientemente sucedió en Suecia debido al aumento de los homicidios y la violencia.
No obstante, la estrategia utilizada por el presidente Bukele no se basa exclusivamente en la represión de los delincuentes, que sigue siendo un fuerte componente y la base para conquistar la tranquilidad de las familias salvadoreñas.
Además de la detención de más de 72,000 mareros y colaboradores, las autoridades han tenido el apoyo de fiscales y jueces verdaderamente al servicio del pueblo, quienes han ayudado a mandar a prisión a los criminales.
El Gobierno, además, ha impulsado medidas para atender a los jóvenes y mejorar sus perspectivas educativas, sociales y económicas. La recién creación de la Dirección de Integración también impulsará más iniciativas en este sentido.
La conquista verdadera de la paz y la tranquilidad de la sociedad salvadoreña es un trabajo permanente e integral que requiere esfuerzos continuos. Solo así se sentarán las bases para el despegue económico, que ya empieza a manifestarse a través de las mejoras perspectivas de crecimiento que presentan los organismos internacionales, como el Banco Mundial.