«Estaba en un proceso bien difícil. Ahí tuve como un el lapso en el que yo necesitaba hacer algo diferente». Con esas palabras Jasson Bravo recuerda la primera vez que tomó un trozo de madera y sin experiencia alguna empezó a darle forma. Su primera pieza terminada fue una guitarra de ocho centímetros, aproximadamente, sin ningún elemento o atractivo más allá que su forma.
Para crearla, la principal impulsora fue su madre, Norma Argentina de Mendoza, quién no solo le dijo qué instrumento hiciera, sino que lo incentivó para que lo publicara en redes sociales.
«” ¿Por qué no te ocupas en algo? A vos que te gusta la guitarra, hacé una”, me dijo, y sí, realmente mi fascinación por la música ha sido desde siempre. Aprendí a tocar guitarra, un poco de piano, fui maestro de música para niños menores de 10 años y también canto. La parte musical ya estaba despierta en mí; sin embargo, no sabía que tenía la capacidad de poder hacer arte con la madera. Todavía tengo el primer desarmador que ocupé para hacer esa guitarra», dice.
Conforme hacía más «mini guitarras» la exigencia en detalles de parte de sus clientes fueron creciendo. Con el paso de los meses la primera guitarra que parecía un llavero fue tomando mejor forma, colores y estilo.
«Óscar, uno de mis clientes, fue quien comenzó. Él mandó hacer una réplica de sus tres guitarras de una sola vez, guitarras de marcas alemanas y rusas que yo en mi vida había oído. “Yo quiero que le pongas cuerdas, que me le pongas los clavijeros y me la barnices para que dure un poco más”, me dijo. Así fue que, gracias al empuje y la confianza que él me generó, después yo solito fui averiguando por otras partes qué puedo ocupar, qué pintura es mejor para esto, qué tipo de barniz y así fui agarrando escuela», detalla Jasson.
Y aunque tenía conocimiento en música y conocía algunos de los instrumentos, el trabajar la madera y darle forma resultó ser nato en él, algo que reafirma cada vez que tiene un pedido, sobre todo un nuevo reto que enfrentar.
«El violín fue el segundo instrumento que hice, el tercero fue la batería, el cuarto fue el piano y ya después empezaron a pedirme otros tipos de instrumentos, hasta el día de hoy, gracias a Dios. Yo ya tenía habilidades artísticas como dibujar, pintar, hacer esculturas y moldeos con porcelana y resina, pero nunca con madera. En mi vida la había tocado porque siempre la veía como carpintería», admite.
El impulso generado por su madre en mayo de 2019 hoy se ha convertido en una forma de vida para Jasson, quien no solo ha ido mejorando sus creaciones, también ha investigado sobre otras personas que se dedican a trabajar la madera en la forma que él lo hace.
«Yo no sabía que existía un mundo de miniaturistas, no solamente en madera, sino que en resina o en porcelana fría. Buscando a alguien que hiciera instrumentos en miniatura descubrí a una persona en Brasil, le escribí y fue un amor de persona. Hasta el día de hoy nos comunicamos. Yo le digo maestro porque él fue quien me ha ido guiando, al grado que ahora me escribe para felicitarme porque él se quedó con guitarra y bajos, y yo amplié mis creaciones. En la parte de Latinoamérica se puede decir que soy el único que trabaja este tipo de productos», comparte.
De guitarras sencillas a charangos peruanos
Sin conocer personalmente los diferentes instrumentos que hay en el mundo, las manos de Jasson han recreado sinnúmero de ellos como guitarras, bajos, ukeleles, saxofones, trompetas, corno francés, piano de cola y de pared, teclados eléctricos, guitarras de hasta 22 cuerdas, guitarras de doble «neck» y charangos peruanos.
«El charango peruano fue un reto porque la parte de atrás es como la de un cusuco o armadillo y yo tenía que hacerlo de madera y ponerle pelos, porque tiene pelos. No hallaba cómo hacerlo así que desarmé un pincel y con una pinza fui poniendo pelito a pelito en el caparazón, eso fue algo loco. De lo que no me han pedido son arpas y acordeones. De ahí he hecho bastantes», explica.
Jasson reconoce que frente al pedido de una pieza decide si la hará o no, sobre todo porque sabe que hay otros artesanos que también trabajan la madera.
«Lo que no he hecho hasta el momento son arpas, acordeones y flautas. Estas últimas porque soy muy consciente y cuando el cliente me dice cuánto me costaría hacer una, lo mejor es apoyar el talento de otras personas que las hacen y las venden por Los Planes de Renderos. Entonces, redirijo al cliente para allá porque son bellísimas y esas hasta sí son funcionales», dice.
La satisfacción de una madrugada invertida
El creador de las réplicas en miniatura afirma que para él las horas de las madrugadas son especiales y esenciales ya que es cuando tiene mayor inspiración para trabajar.
«Yo sé que se puede escuchar muy loco, pero hay algo que pasa en la madrugada con mi cabeza: agarro una pieza pendiente y se empiezan a hacer todos mis planos en mi cabeza. Los estoy viendo más no los puedo palpar, ahí se genera la idea, o sea, en mi cabeza ya está hecho y solo necesito pasarlo. Primero lo paso al papel y del papel a la madera», explica Jasson.
Este esfuerzo de levantarse cuando muchos aún duermen le ha traído la satisfacción de entregar piezas únicas y personalizadas, ya sea con la firma de grandes artistas conocidos internacionalmente o con detalles que forman parte de los recuerdos de sus clientes.
«Hay que cuidar cada detalle que te piden y si te toca romper la guitarra después de haberla terminado se hace, o se despinta para poder hacer los surcos exactos de los desgastes de pintura de la guitarra a replicar. Con estos detalles hago que el producto se parezca al original. Me he encontrado gente muy gradecida. Hubo una que me quebró el corazón porque cuando entregué la pieza se pusieron a llorar “así era la de mi papá y mi papá murió hace dos años”».
Si desea conocer más sobre el trabajo de Jasson o quiere hacer un pedido puede buscarlo en Facebook o Instagram donde aparece como instrumentosminiaturasv.