Dentro de las grafías, parte del patrimonio cultural, están las artesanías efímeras como las perfumeras, los arcos de flores, la pólvora artesanal (que se quema en las fiestas) y, desde luego, las alfombras de sal.
Todas esas expresiones son un pilar dentro de la identidad cultural, por eso es tan importante para Carlos Cordero, coordinador de la licenciatura de Diseño Gráfico, en la Universidad José Matías Delgado, fomentarlo a través de la catedra Gráfica de Entorno.
Desde hace ocho años, el docente junto a los estudiantes de dicha materia de cuarto año de la carrera, se reúnen en la víspera de Semana Santa, en la Plaza Matías, para darle vida a «Efímero», un evento que consiste en la elaboración de alfombras de sal.
Así, desde 2016 los estudiantes se enfocan en una temática que fomente la identidad cultural nacional, muestran la idea, desarrollan una línea gráfica y ponen manos a la obra para elaborarla.
La tradición de las alfombras durante la Semana Mayor contiene una sorprendente historiografía que comienza como una herencia europea a toda Latinoamérica a través de los españoles y portugueses de la Edad Media, cuando se hacían alfombras con pétalos de rosas y sobre ellas caminaban los feudos y autoridades eclesiales.
«Las gráficas de piso o efímeras son parte de la identidad de la cultura, así como patrimonio inmaterial de los pueblos. Vienen de la palabra griega “efémero” que significa de un día y hace alusión a este tipo de creaciones de corta duración», comenta Cordero.
El maestro relata que en la historia de la humanidad los seres humanos han elaborado alfombras para transformar los espacios y pasar de algo mundano a algo sagrado.
«Se han utilizado en la India, por ejemplo, las rangoli con arenilla que representan el macro y microcosmos; están las de Semana Santa que desde la Edad Media se utilizaban para dar paso a los cortejos del señor feudal o autoridad eclesial. Luego, para el Corpus Christi se elaboraban alfombras florales que buscaban que esa imagen feudal ahora estaba representada por la imagen de Cristo, es así que se hace la profesión», explica.
En toda Latinoamérica se hacen este tipo de expresiones identitarias ligadas con la religión.
Para el caso, en Centroamérica resaltan las más vistosas en Guatemala, en Brasil se hacen de vidrio molido, polvo de café y flores. Mientras que en Perú el ritual de la elaboración de alfombras triunfales empieza un día antes de concretarlas cuando los feligreses se reúnen y comparten un brebaje con alcohol llamado El Calientito. Así, esperan el momento de empezar a darle forma a la sal.
Toda esta riqueza cultural e histórica fue compartida con los 45 jóvenes estudiantes que están cursando la materia en este momento.
Con esos insumos histórico-culturales, los universitarios diseñaron nueve alfombras en total. El grupo completo llegó desde las seis de la mañana del viernes pasado hasta la Plaza Matías (dentro del recinto universitario) con sus materiales, tinturas listas y con la idea de recrear sus bocetos en papel.
Las temáticas oscilaron entre una de las frutas de temporada por excelencia: el mango, y el sorbete artesanal tan apetecido en la época de calor, así como el arraigo cultural y alimentario que hay con el elote. No faltaron las vendedoras ambulantes y pescado seco, otro platillo típico de estación. Otras ideas fueron más allá y retomaron cuentos de Salarrué y poemas de Alfredo Espino.
Los estudiantes dejaron surgir la creatividad usando pigmentos como flor de jamaica, achiote, tinta de computadora, carbón molido, tinta china, tinte para comida. Desde luego, la materia principal fue la sal gruesa.
«Que nos falte todo menos la temporada del mango» es la creación de Jorge, Jackeline, Valeria, Daniella y Edwin en honor a esta fruta.
«Nos corre elote por las venas». Andrea, Paola, Idalia, Jeimy y Romeo hicieron la alfombra en honor al elote.
«¿Va´querer amor?», con el carretón de sorbete artesanal, fue la alfombra de Gracia Romero, Gabriela Gutiérrez, Dafne Reyes, Mariana Aguilar y Fátima Dimas.