El 4-F describe el momento actual de nuestro país, que los salvadoreños tenemos una sola voz, un solo grito, que ya no nos asustan
las sucias campañas, campañas de miedo, de desesperanza, las fatalistas. Esas campañas apocalípticas que describen casi el fin
del mundo. El 4-F los salvadoreños que salimos a votar lo hicimos con la convicción de que queremos ser un país de paz no de violencia ni de muerte, que queremos ser un pueblo trabajador, salir adelante honradamente.
No queremos que nos regalen nada, queremos ganárnoslo, porque a los salvadoreños no nos asustan los retos.
Las ideologías políticas sin duda llegaron a su fin, ya no nos importan los colores, nos importan los hechos, los resultados tangentes, no nos interesa si es rojo, verde o morado, de izquierda o de derecha, nos importa el bienestar de nuestras familias, de nuestra comunidad, de la sociedad, del país en general, y sobre todo sentirnos valorados y respetados como ciudadanos.
La jornada electoral del 4-F sirvió para confirmar lo que ya sabíamos, que los salvadoreños estamos unidos ante quienes les interesa vivir en un clima de violencia extrema, pero también ante las organizaciones internacionales que mienten un día sí y el otro también.
Estamos unidos ante los activistas políticos disfrazados de «periodistas», a las cadenas internacionales que tienen una agenda de desprestigio para nuestro país, pero en realidad ese desprestigio les está llegando a ellos mismos, CNN, Univisión, DW, por mencionar algunos, a los cuales por su agenda y por sus financistas les incomoda y hasta les preocupa la nueva realidad de nuestro país.
Esos periodistas internacionales pueden decir lo que quieran, no hacen eco en nosotros, porque los salvadoreños conocemos nuestra realidad, y es que el resultado del 4-F habla por sí solo. Qué bueno que los activistas políticos vinieron a cubrir un evento democrático y transparente, en el cual los salvadoreños hemos dado un mensaje contundente.
Estos activistas políticos que tienen
que recoger insumos para sus noticieros
ya no pueden mentir, sus mentiras se van resquebrajando, día tras día están perdiendo audiencia y lectores, porque su misión no es informar, es imponer un pensamiento político que entra en pugna con la soberanía plena de un país.
Solamente los salvadoreños sabemos de dónde venimos, dónde estamos en estos momentos y cuál es el camino por seguir. ¿Que no fueron unas elecciones justas?, ¿justas según quién? Porque casi nueve de 10 salvadoreños pensamos diferente a todas esas organizaciones y periodistas internacionales, porque nadie más que nosotros sabemos el sufrimiento que nuestro pequeño país ha tenido desde
hace décadas.
Ellos quieren que sigamos sus reglas, que sigamos su «democracia», no les apetece que tengamos nuestras propias normas y no aceptan que nuestro país actualmente es verdaderamente soberano e independiente, y además un ejemplo para Latinoamérica y para el mundo. Croar desde San José, Costa Rica, es lo más fácil de hacer; que lo sigan haciendo, lastimosamente para ellos ya nadie lee esos textos sesgados, con titulares —según ellos— «maquiavélicos» que sin duda no han surtido efecto entre la población salvadoreña. La prensa internacional también que continúe con su guerra descarada hacia el Estado salvadoreño, no afectará en nada el curso de nuestro país, porque somos dueños de nuestro propio destino.
El mensaje es claro: ¡El Salvador está unido y desea una era de paz, progreso y bienestar!