Hace cuatro años, el pueblo salvadoreño sepultó el bipartidismo y pasó la última página del largo capítulo de la posguerra. Los ciudadanos, a través del voto libre y directo, eligieron a Nayib Bukele como presidente de la república. Ese día la historia de El Salvador comenzó a cambiar.
En esa votación se decidió el futuro del país y se abrió la posibilidad real de las verdaderas transformaciones, las cuales han comenzado a tomar forma y han incidido directamente en la sociedad. Ese poderoso voto permitió que ahora El Salvador sea el país más seguro del continente americano, que enero haya sido el mes más seguro de toda la historia nacional, que exista reconocimiento internacional por el manejo de la pandemia de la COVID-19, que sea la primera nación del mundo en aceptar el bitcóin como moneda de curso legal, que el país sea admirado y visitado por sus olas y atractivos turísticos, que lidere la atención y el cuido de mascotas y animales de compañía, que tenga en marcha el más ambicioso proyecto de construcción de megaobras y que posea crecimiento económico de dos dígitos.
El presidente Bukele ha logrado en sus primeros tres años al frente del país una oleada tan grande de cambios que ha marcado profundamente, de manera positiva, al pueblo salvadoreño. Por esta razón tiene una aprobación del 90 %, un porcentaje tan elevado que no hay precedentes no solo en la historia nacional, sino a escala internacional. De hecho, esa aprobación al presidente sube al 96 % cuando se considera exclusivamente el trabajo del Gobierno en el área de seguridad pública.
No se trata de un apoyo en blanco. Los salvadoreños reconocen el trabajo del gobernante para eliminar de la vida diaria la influencia de los pandilleros, que ahora están recluidos en cárceles y que pronto serán trasladados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot). La prisión, construida con los más altos estándares internacionales, garantiza la seguridad de la población y el cumplimiento de las penas para criminales que llenaron de luto, dolor y espanto a la sociedad.
Por primera vez en la historia, los ciudadanos perciben que el país avanza verdaderamente por el rumbo correcto y están satisfechos con la decisión que tomaron hace cuatro años. El 3 de febrero entró a la historia como el día en el que se inició la construcción de una nueva nación, más próspera, segura y en desarrollo.