Desde su infancia descubrió que tenía una vocación altruista, ayudar y servir de forma voluntaria a los salvadoreños siempre fue una misión importante en su vida. Una práctica que sabía que podía desempeñarla en Cruz Roja Salvadoreña, por lo que, decidido a solidarizarse con las personas, se acercó a la institución para cumplir con los requisitos y así convertirse en un voluntario.
Se trata de quien por muchos años fue reconocido como el vocero oficial de Cruz Roja Salvadoreña, Carlos López Mendoza, «don Carlitos», como las personas lo llaman. Un hombre que, a sus 81 años, anuncia su retiro de dicha institución altruista para gozar de su jubilación, luego de décadas de entrega por los demás.
«Yo inicié desde muy pequeño porque ya me gustaba lo que era el servicio voluntario. Yo recuerdo que siempre decía: algún día me haré voluntario, algún día me haré de la Cruz Roja. Pero allá por 1970, aproximadamente, yo era repartidor de leche y me tocó atender a una señora en la carretera que conduce a los Planes y llamamos a la Cruz Roja y de ahí nació la idea y dije cuando pueda me meto a la Cruz Roja», expresó Carlos Mendoza, quien recordó su formación en Cruz Roja.
«Luego se difundió una información de que daban un curso de primeros auxilios y que se podía hacer voluntario, entonces me presenté y pasé el curso, bastante raspadito, no con tan buenas notas, pero sí con el entusiasmo de servir. Esto lo logré en un año. Y el 16 de abril de 1974 me dieron mi primer servicio como aspirante. En ese entonces tenía como 36 años. Aquí en la Cruz Roja he sido Jefe de Brigada, Departamental de Zona, Jefe de Instrucción, entre otros cargos».
Con 46 años de laboral en la Cruz Roja, «don Carlitos» ha guardado en su memoria momentos que lo han hecho reflexionar y continuar con tan noble labor, como es el velar por la vida de los salvadoreños.
«He tenido varias experiencias por los desastres naturales. Recuerdo que me mandaron al terremoto de Guatemala. Aquí también atendí el terremoto de 1986, lo recuerdo muy bien porque para ese terremoto se me cayó la casa en el barrio San Jacinto y tuve que andar viendo dónde vivía junto con mi mamá. Luego adquirí mucha experiencia en todo sobre el conflicto armado, esa fue una participación bien grande».
Como parte de su experiencia laboral, Carlos López Mendoza dice haber permanecido en diversas áreas en la Cruz Roja, periodos en los que asegura creció profesionalmente, siempre con la ayuda de los jóvenes con los que compartió dentro y fuera de la institución, a quienes agradece mucho por brindarle conocimiento claves para desempeñar su trabajo.
«A pesar de que me voy a retirar de la Cruz Roja, no dejo de ser voluntario. En lo que pueda seguir sirviendo seguiré. Yo nunca fui a la universidad, sino que aprendí de lo que jóvenes me han enseñado siempre y de mi familia. Gracias a Dios que me han dado la oportunidad de continuar yendo a la Cruz Roja cuando quiera y doy gracias a las autoridades porque me permitirán seguir sirviendo», confesó Carlos Mendoza, quien el pasado lunes 11 de enero de 2021 anunció su retiro para gozar de su jubilación.
Don Carlitos también expresa sentirse agradecido con sus familiares, quienes lo han apoyado durante toda su carrera voluntaria, como también en estos tiempos de pandemia, en donde confiesa haber extrañado laboral en la Cruz Roja por permanecer en cuarentena y cumplir con los protocolos de bioseguridad por la COVID-19.
Carlos López Mendoza nació un 2 de abril de 1939 en San Salvador y es hijo de don Nicolás Mendoza y de doña Antonia López. Cabe mencionar que en julio de 2016 fue declarado «Hijo Meritísimo de El Salvador» por la Asamblea Legislativa. En 2001 también fue nombrado Embajador de los Voluntarios de El Salvador ante las Naciones Unidas por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ambos reconocimientos los dedicó a su familia de la Cruz Roja, hijas y nietas.