El Águila hizo los deberes en la ida y esta noche tiene las papeletas a su favor para avanzar a semifinales frente a un Jocoro con pinta de buen vecino. Los morazánicos en teoría no deberían representar mayor peligro para los emplumados, pero juegan en el Juan Francisco Barraza, un escenario que no ha dejado de ensombrecer el buen torneo de los migueleños.
El 1-2 que cosecharon el martes pasado en el césped de los fogoneros, sin embargo, les pone la viñeta favoritos y realmente solo una mala noche les podría apartar de semifinales a los pupilos del profesor Agustín Castillo. A los anaranjados les basta con un empate para sellar su pase y en este torneo no han perdido ni una sola vez con Jocoro. En los dos juegos de la fase regular los emplumados ganaron de visita y empataron en el Barraza, detalle que no deja de dar una luz de esperanza para los dirigidos por el Edgar Henríquez.
El césped del Barraza ha sido el talón de Aquiles del Águila en este torneo. Los tres juegos que tiene registrados como derrota ocurrieron allí y aparte se dejó varios puntos en empates.
El Chalatenango por su parte deberá guerrear ante un Isidro Metapán que se manifiesta con piel de oveja, pero que realmente muestra colmillos de jaguar tal y como lo hizo en el primer duelo de la serie el miércoles anterior. Los caleros, tal y como lo manifestó su técnico Omar Mejía, descargan el favoritismo en los alacranes y de echo terminaron pidiendo el tiempo para sostener una victoria de 1-0 que hoy les da una ligera ventaja y que piensan aprovechar para dar el campanazo estadio El Sombrero.
«Primero Dios podamos estar a la altura para poder dar la sorpresa ante un favorito que sabemos que juega muy bien al fútbol», dijo Mejía entre semana previo al choque de vuelta. La tarea no será nada fácil, el estratega de los morados, Erick Dowson Prado, tiene plena confianza en que podrán revertir el resultado. «Tenemos toda la fe que en nuestra cancha, con nuestra gente vamos a darle vuelta (a la serie)» manifestó.